Voces contra la Globalizacion Otro mundo es posible 1
CONSUME y MUERE¡
LA SOLUCIÓN A TODO ESTO EN 1 MINUT0
EL TRABAJO: EL ROBO DE LA
VIDA
“¿Qué es el bombardeo al juez,
el secuestro del industrial,
el ahorcamiento al político, el disparo al policía,
el saqueo a un supermercado,
el incendio de la oficina del jefe,
el apiedramiento al periodista,
el abucheo al intelectual, la golpiza al artista,
frente a la alineación mortal de nuestra existencia,
el sonido del despertador demasiado temprano,
el atochamiento en el tráfico,
los bienes en venta alineados en los estantes?”
el secuestro del industrial,
el ahorcamiento al político, el disparo al policía,
el saqueo a un supermercado,
el incendio de la oficina del jefe,
el apiedramiento al periodista,
el abucheo al intelectual, la golpiza al artista,
frente a la alineación mortal de nuestra existencia,
el sonido del despertador demasiado temprano,
el atochamiento en el tráfico,
los bienes en venta alineados en los estantes?”
La alarma te despierta otra vez -demasiado
temprano, como siempre. Sales del calor de tu cama hacia la ducha en el baño,
te afeitas, cagas, te lavas los dientes o, si tienes tiempo, comes algunos
huevos con pan tostado y un café. Sales volando para ir a luchar con el
atochamiento o con las muchedumbres en el metro, hasta que llegas… al trabajo,
donde te pasas el día realizando tareas que no eliges, en asociación obligada
con otros involucrados en tareas parecidas, cuyo objetivo principal es la
continua reproducción de las relaciones sociales que te obligan a sobrevivir de
esta manera.
Pero esto no es todo. En compensación, recibes un
salario, una suma de dinero que luego entregas en los centros comerciales
o supermercados para comprar comida, ropa, artículos de primera necesidad
y entretenimiento. Aunque a esto se le considera “tiempo libre” en
oposición al “tiempo del trabajo”, es también una actividad obligada que
garantiza en segundo lugar tu supervivencia. Su principal propósito también es
reproducir el orden actual existente. Y para la mayor parte de la gente, el
tiempo libre de esas restricciones es cada vez menor.
Según la ideología dominante, este modelo
de existencia es el producto del contrato social entre iguales -esto es,
iguales ante la ley. El trabajador, se dice, acuerda vender la fuerza de
su trabajo al propietario a cambio de un salario acordado mutuamente.
Sin embargo, ¿cómo puede ser libre e igualitario un contrato, si una de las dos
partes tiene todo el Poder?
Si miramos desde más cerca el contrato, está
claro que no es ningún contrato, sino la más violenta y extrema extorsión.
Esto es más escandalosamente evidente en los márgenes de la sociedad
capitalista, donde la gente que ha vivido por cientos (o miles, en algunos
casos) de años a su propia manera, se encuentra con su capacidad para
determinar las condiciones de su existencia, arrebatada por las máquinas
aplanadoras, las motosierras, los equipos mineros, etc, de los amos del mundo.
Este proceso que se ha llevado a cabo a través
de cientos de años, involucrando un descarado robo de tierra y de
vidas a larga escala, aprobado y llevado a cabo por la clase dominante. Privados
de los medios para determinar las condiciones de su existencia, no se puede
decir, honestamente, que los explotados estén aprobando un contrato libre
e igualitario con quienes les explotan. Esto es un caso de chantaje evidente.
¿Y cuáles son las condiciones de este chantaje? Los
explotados son forzados a vender su tiempo de vida a sus explotadores
a cambio de su supervivencia. Y esta es la verdadera tragedia del trabajo. El
orden social del trabajo se basa en la impuesta oposición entre vida y
supervivencia. El problema de cómo uno se las arreglará suprime el problema de
cómo esta persona quiere vivir, y con el tiempo todo parece natural y uno
reduce sus sueños y sus deseos a las cosas que con el dinero puede comprar.
Sin embargo, las condiciones del mundo del trabajo
no solo se aplican a aquellos que trabajan. Uno fácilmente puede ver cómo, a
partir del miedo de quedarse en la calle o el temor al hambre, la gente
desempleada es atrapada por el mundo del trabajo al buscar un empleo. Más o
menos lo mismo sucede con aquellos que viven de las ayudas del Estado, cuya
supervivencia depende de la existencia de la burocracia de la asistencia
social, incluso para quienes el evadir el trabajo se ha vuelto una prioridad,
el centro de las decisiones de uno giran entorno a estafas, hurtos en tiendas,
reciclando de la basura -todas las maneras de arreglárselas sin un empleo. En
otras palabras, las actividades que podrían estar bien para sustentar un
proyecto de vida se vuelven un fin en sí mismo, haciendo del proyecto personal
de vida uno de simple supervivencia. ¿De qué forma se diferencia esto,
realmente, de tener un trabajo?
Pero, ¿cuál es la base real del Poder detrás de
esta extorsión que es el mundo del trabajo? Las leyes y los juzgados, las
fuerzas policiales y militares, las multas y las prisiones, el miedo al hambre
y a quedarse en la calle, por supuesto -aspectos reales e importantes de la
dominación. Pero incluso la fuerza de las armas del Estado solo puede tener
éxito al llevar a cabo su tarea a través de la sumisión voluntaria. Esta
es la base real de toda dominación -la sumisión de los esclavos, su decisión
de aceptar la seguridad de la miseria y de la servidumbre conocida, por encima
del riesgo de la libertad desconocida, su voluntad de aceptar una
supervivencia asegurada pero sin color, a cambio de la posibilidad de vivir
realmente, lo cual no ofrece ninguna garantía.
Así, para acabar con nuestra esclavitud, para
movernos más allá de los límites de la simple supervivencia, es necesario tomar
la decisión de rechazar la sumisión; es necesario empezar a reapropiarnos de
nuestras vidas aquí y ahora. Esto nos ubica, inevitablemente, en un
conflicto con el orden social del trabajo en su totalidad. De esta forma, el
proyecto de reapropiación de la existencia de uno debe ser también el proyecto
de destrucción del trabajo. Cuando digo “trabajo” no me refiero a la actividad
en la que una persona crea los medios para su propia existencia (la cual
idealmente nunca estaría separada de la vida de uno y del hecho de vivir) sino
más bien a una relación social que transforma esta actividad en una esfera
separada de la vida de esa persona, poniéndola al servicio del orden
dominante de tal forma que esta actividad deja de tener relación
directa en la creación de su propia existencia. En vez de eso solo se le
mantiene en el campo de la simple subsistencia (a cualquier nivel de consumo)
por medio de una serie de mediaciones en las que la propiedad, el dinero y el
intercambio de mercancías están entre los más importantes. En el proceso de
recuperación de nuestras vidas ese es el mundo que debemos destruir, y esta
necesidad de destrucción hace de la reapropiación de
nuestra existencia, junto con la insurrección y la revolución social,
un solo proyecto.
Wolfi Landstreicher
'INTERNET SAFARI', O POR QUÉ TODOS MENTIMOS PARA OCULTAR NUESTRA
INFELICIDAD
¿Por qué mientes? ¿Por qué es tan importante para ti que Internet crea que eres
feliz? ¿Cómo un tweet puede acabar con tu carrera? ¿Sabes que si hubieras
nacido en Egipto después de la Primavera Árabe probablemente te llamarías
Twitter o Facebook?¿Que cada vez que juegas al Angry Birds alguien está
espiando tu teléfono? ¿Y que Facebook ha estado llevando a cabo experimentos de
contagio emocional en tu muro, para inducirte tristeza? Pero hay más: ¿Por qué
es el gatito de meme la piedra angular de toda la actual cultura internáutica?
¿Cuáles fueron las consecuencias reales de la primera enfermedad virtual de la
historia, el 27 de enero de 2014? ¿Cómo influyen los mapas en nuestra forma de
ver el mundo? ¿Y si todos los mapas los hacen Google y Apple?
El periodista y experto en tendencias culturales
Noel Ceballos publica de la mano de Blackie Books un ensayo sobre cómo el mundo
'online' está cambiando nuestro mundo real
Las cinco formas en las que
internet ha cambiado nuestra vida. Estos datos sobre el mundo online te
sorprenderán. Burdos trucos que nos llaman la atención a la vez que resaltan
una evidencia: nuestro poder de concentración cada vez se asemeja más
al de una lombriz de tierra. Pasar del primer párrafo es todo un reto
intelectual en un mundo donde la búsqueda constante de una personalidad
única nos hace caer en la superficialidad. Aviso a navegantes: la
clave para la felicidad se encuentra en la última línea.
Segundo párrafo y adiós al 98% de
los lectores. Ahora que estamos entre amigos, adentrémonos de
la mano en la jungla de Internet Safari (Blackie Books, 2015).
Así se titula el ensayo escrito por el periodista y experto en tendencias
culturales Noel Ceballos (Madrid, 1985) cuyo objetivo es comprender cómo
internet nos está cambiando la vida. Si es para mejor o para peor depende
de cada uno, porque la obra abre más preguntas de las que responde; combina
el optimismo hacia las nuevas tecnologías que han transformado el mundo
con el peligro que entraña su desconocimiento.
La principal tesis del libro es
que atravesamos una crisis de identidad debida a la disociación existente
entre nuestro Yo real y online. “Mentimos continuamente en internet”, comenta Ceballos. Cada vez que
subimos una foto bebiendo mojitos en la playa mostramos cómo queremos ser (aquí,
sufriendo), en lugar de cómo somos.
Las redes sociales nos obligan a
redefinir nuestra identidad a cada minuto y a fingir que resultamos más
interesantes de lo que somos.
El resultado: la ansiedad. “Las
redes sociales nos obligan a redefinir nuestra identidad a cada minuto”,
asegura Ceballos. La separación entre internet y realidad es cada día más
estrecha, pero esto no es un impedimento para intentar molar muy fuerte a
través del ordenador. “Fingimos que somos más felices e interesantes de lo
que quizá seamos”. Y cuando todos nuestros contactos intentan vender
una imagen de triunfo y postureo llega la frustración.
Es lo que Ceballos denomina la
“Primera Iglesia Unificada de Mí Mismo”. Un culto al yo esquizofrénico que nos
lleva a tener diferentes personalidades. “No somos conscientes de que no hay
personajes en internet sino que somos nosotros mismos. Las máscaras que nos
ponemos son parte fundamental de nuestra identidad, lo que sacas en internet es
parte de ti”.
Los trols son la parte extrema de
este problema: “Internet nos da la oportunidad de sacar lo peor de nosotros
mismos, como subir fotos de nuestra expareja”. Un problema que en opinión
de Ceballos desaparecerá cuando el mundo online y real se unifiquen.
"El comportamiento agresivo en la red será visto como el que va poniendo
zancadillas y gritando por la calle".
Para Ceballos, esta crisis de
identidad no es necesariamente mala. “No tiene por qué llevarnos a un momento
peor, sino que puede servir como renacimiento”. De momento hay que comprender
que lo que sucede en internet trasciende a nuestro mundo porque "ya
no es un planeta paralelo", y casos como el de Ashley Madison lo
certifican.
Internet puede tener el mayor de
los significados o ser algo vacío, superficial y triste. "Es una
herramienta que puedes utilizar para reirte y poner gifs de gatos o para intentar
cambiar el mundo". El problema es que nuestra capacidad de atención es cada
vez menor. "Tendemos a consumir diferentes estímulos y no profundizar en
nada. No queremos saber las consecuencias últimas de nada porque nos quedamos
con el trending topic y nos dan igual las fuentes".
“Nadie
entiende internet”
El origen de esta crisis de
identidad es evidente para Ceballos: “Nadie entiende internet”. No se asuste,
querido lector. Noel y yo tampoco lo comprendemos. Y en su opinión a los
padres de Google y Twitter les sucede lo mismo con sus creaciones. Tampoco
hay que preocuparse, es lógico al tratarse de una forma de comunicación global
tan nueva y sin precedentes históricos.
Dentro de esta incomprensión,
Ceballos destaca a la generación de los 80 como “única en el mundo”. Entre
aquellas personas que comenzaron su safari siendo adultos y los que nacieron en
medio de la jungla como nativos digitales, unos pocos afortunados se
encontraban en el sitio adecuado y en el momento justo.
Internet es una herramienta que
puedes utilizar para reirte y poner gifs de gatos o para intentar cambiar el
mundo
“Crecimos con el desarrollo del
medio, y que no existiera Twitter cuando teníamos 15 años nos ha salvado”,
comenta Ceballos. Pero esto no quiere decir que los más jóvenes no puedan
entender el impacto de internet, aunque sus hormonas puedan jugarles alguna
mala pasada debido al sexting. Noel defiende la gran importancia de
las nuevas generaciones: "Demuestran mucha más madurez que los adultos,
que ven la red como algo inquietante e incomprensible".
Entre adolescentes y nuevos
medios como Buzzfeed ("el medio más inteligente que existe ahora
mismo, con una profundidad no aparente pero que está ahí") comienzan
a surgir nuevas formas de expresión. "Puede parecer que hacerse un selfie
en un funeral es un acto de egolatría extrema, pero los jóvenes se expresan
mejor con imágenes". ¿El futuro? Volver a los pictogramas, como los
egipcios, porque una caca con ojos vale más que mil palabras.
"Los emojis son la primera fase de un nuevo lenguaje, que no tiene
por qué ser algo malo".
Al final comprenderemos internet,
eso Ceballos no lo duda. "El problema no son las redes sociales sino lo
que hacemos con ellas". Con el tiempo aprenderemos a no mirar WhatsApp
mientras alguien nos habla. A quitarnos la máscara para ser nosotros mismos:
"Ese personaje que interpretamos de forma online somos nosotros
mismos, y eso no se puede cambiar con avatares".
En este punto del
artículo las estadísticas aseguran que sólo deben de quedar un par de
lectores. A esos fieles devotos, titanes de la concentración, Noel Ceballos les
regala el verdadero truco para sobrevivir al safari de internet: no se deje
llevar por el pánico ni tampoco por el optimismo ingenuo. "Debemos ser
conscientes de nuestra crisis de identidad. Así podremos hacernos las preguntas
adecuadas para construir el futuro". La clave para ser feliz pasa por
dejar de mentirse a uno mismo.
GRECIA: ANARQUISTAS EN PIE DE
GUERRA CONTRA LAS DROGAS Y LA MAFIA.
El 5 de marzo, en el barrio
ateniense de Exarchia, pudimos ver a lxs anarquistas dotadxs de potentes armas
en una protesta contra lxs traficantes de drogas y las mafias. Una demostración
de fuerza después de una larga batalla durante varios años contra el Estado
griego y su estrategia de introducir drogas con el objetivo de desestabilizar
la militancia en las fuerzas revolucionarias establecidas en el bastión
anarquista de Exarchia.
En la mañana del 27 de febrero,
tres anarquistas del distrito Exarchia de Atenas, miembros del Centro Social
Vox, se sentaron en una calle cuando de repente escucharon los insultos
sexistas de otros tres individuos hacia una mujer. Rápidamente, los anarquistas
interrumpieron los insultos tratando de expulsar a los traficantes de drogas de
la plaza. Como resultado, uno de los militantes anarquistas fue acuchillado,
los otros dos anarquistas recibieron fuertes golpes en la cabeza. Una víctima
tiene una lesión cerebral, el otro hospitalizado con una lesión grave en la
cabeza. La llegada precipitada de los otros ocupantes del centro consiguió
expulsar a los agresores, evitando el intento de asesinato.
Uno de los atacantes, conocido en
el barrio, es un distribuidor de drogas que tiene el sobrenombre de Habibi.
Conocido también por apuñalar a varias personas, incluyendo un joven activista
que criticó su red de distribución de drogas en el portal Indymedia Atenas. Los
otros dos son sus cómplices.
En la noche del ataque, una
manifestación solidaria recorrió las calles hasta llegar a la Universidad
Politécnica. El día después de las redadas se organizaron 200 voluntarios para
expulsar a todos los distribuidores de drogas de la zona.
El 5 de marzo, 5000 anarquistas
se manifestaron contra la mafia, mientras que algunos grupos exhibieron armas
de fuego para proteger la marcha.
Una larga historia de resistencia
El distrito Exarchia tiene una
larga historia de resistencia. Está entre sus paredes y las de la Universidad
Politécnica dónde se organizó en gran medida la revuelta estudiantil contra la
dictadura en noviembre de 1973 hasta su colapso en el verano de 1974. La
cultura alternativa nunca ha dejado de desarrollarse, el barrio se convirtió en
un símbolo de lucha.
En la década de 1980, cuando
surgió el principio de un movimiento anarquista organizado, el gobierno griego
lanzó una intensa limpieza con el fin de purificar la zona de “rockeros”
violentos y “punkies” que “okupan”. Estas operaciones incluyen numerosas
redadas policiales y una propaganda perpetuamente negativa en los medios de
comunicación.
Fue después de los constantes
ataques al movimiento de autodefensa cuando nació una contestación
revolucionaria con la firme intención de proteger la región. Cada incursión de
los policías se responde con barricadas y enfrentamientos. La represión aumenta
proporcionalmente a la respuesta de lxs habitantes y residentes que no dudan en
tirar piedras y cócteles molotov contra los comandos cómplices de lxs
traficantes de drogas. Con el tiempo, el estado y la policía cedieron en sus
ataques y permitieron un verdadero movimiento de autogestión antiautoritario.
Pero eso no significa el final de
las represalias. La falta de presencia policial pronto atrae a las mafias, y
los beneficios del estado griego que ve la oportunidad de debilitar la
resistencia desde dentro. Se forjan vínculos entre el aparato estatal y las
redes de traficantes (principalmente heroína), y se les anima a tomar posesión
de Exarchia donde pueden realizar sus actividades sin temor, mientras los
coches de policía detenían a personas con problemas de drogadicción para
después liberarlxs en Exarchia, aunque el lugar de la detención fuera otro
barrio o ciudad. Esa estrategia de tensión todavía es utilizada hoy en día por
el gobierno Anel-Syriza.
Tácticas de pacificación
La crisis griega de 2008 provoca
que lxs jóvenes se refugien en los “paraísos artificiales” para escapar de la
miseria cotidiana. Este fenómeno da lugar a un aumento constante en el consumo
y la aparición de nuevas drogas sintéticas baratas, luego se extendieron en el
mercado negro de toda Europa. Una situación poco conocido en España, pero tomada
muy en serio por el movimiento anarquista, testigo de las terribles
consecuencias.
Un buen libro para entender el
punto central de esta táctica fue escrito por el ex- activista de las Panteras
Negras, Michael Tabor Cetewayo. Escrito en 1969, cuando éste fue encarcelado
con otros 20 miembros del BPP, se analiza cómo el uso de las drogas y la
gestión de sus mercados por las fuerzas capitalistas del estado de los EEUU, se
dirigió contra la revolución en los ghettos, dos caras de un mismo proyecto de
guerra permanente para contrarrestar cualquier actividad revolucionaria.
Esta estrategia está demostrando
ser doblemente beneficiosa en Atenas desde que el movimiento libertario se ha
rebelado contra el Estado paralelo controlado por la mafia. A pesar de la
difamación mediática que promueve una visión de exarchia como un espacio/ghetto
de alto riesgo en el que mejor no aventurarse, el movimiento anarquista ha
conseguido que la población recobre la esperanza perdida.
Respuesta libertaria
Estas son las razones por las
cuales lxs anarquistas griegxs han radicalizado su postura. El consumo de
drogas ha dejado de estar bien visto en los centros sociales. Las drogas están
consideradas como un acto contra-revolucionario.
Algunos colectivos están en pie
de guerra contra los traficantes: han allanado almacenes y automoviles con lxs
que transportan drogas. Prácticas que no siempre están consesuadas, pero que
cumplen con la situación de emergencia en la que se encuentran muchos centros y
calles de Exarchia.
Las batallas callejeras entre lxs
anarquistas y lxs vendedores de drogas se han convertido en algo común (a veces
la policía interviene para proteger a los traficantes) y, recientemente, el
centro libertario “Vox”, muy implicado en la lucha contra la mafia, fue víctima
de un ataque con arma de fuego.
La Asamblea contra el Canibalismo
Social estuvo detrás de la masiva manifestación en la que aparecieron
revolucionarixs anarquistas armadxs, como respuesta para defender a lxs
habitantes y activistas que se enfrentan a los ataques de la mafia.
Paralelamente, este colectivo trabaja contra la pobreza y el aislamiento.
A pesar de que ahora es difícil
predecir cómo acabará esta batalla, lxs anarquistas griegxs parecen más
decididos que nunca a luchar para liberar la zona del yugo de las mafias que
envenenan a lxs jóvenes.
ANARQUISMO Y CONSUMO DE DROGAS
Hace un tiempo publicaba un texto sobre
juventud,
militancia, y consumo de drogas
No era el primer texto que escribía sobre el
tema, por lo tanto no iba desprevenido de los comentarios que podría levantar.
Antes de empezar este otro texto sobre consumo de drogas me gustaría lanzar un
aviso para navegantes: esto es un texto personal que no intenta sentar cátedra
ni dar lecciones morales a nadie. Tampoco es un texto que exprese una férrea
opinión personal, pues he de admitir que mi pensamiento a este respecto ha
evolucionado muchísimo en los últimos doce meses, por lo tanto, lo que escriba
hoy aquí puede que no se aplique a lo que escriba mañana allí. Dicho esto,
empecemos.
En el texto ya mencionado expresaba una idea
favorable al consumo libre y responsable. Defino el consumo libre y responsable
como aquel consumo que se realiza con conocimiento crítico de las causas
y consecuencias de dicho consumo. Esto es lo que le hace responsable. El
consumo ideal que tengo en mente sería además libre porque se realiza de
forma crítica, decidiendo une misme de forma racional qué, cómo, cuándo, y por
qué toma una droga.
En las últimas semanas, no obstante, he venido
dándole vueltas a una idea que alguna gente dentro del ámbito libertario
comparte: el consumo de drogas no puede ser responsable porque, a día de hoy,
no es una cuestión personal. Y no les falta razón. En todo el proceso de
producción de una droga toman parte muchas personas y animales, entre les
cuales muches fueron, son, y serán explotades. Las drogas no solamente son
probadas en animales de laboratorio, sino que además las drogas, si no están legalizadas
por un Estado controlador, implican redes humanas que explotan a productores,
vendedores, transportistas, etcétera. Por lo tanto, consumir estas drogas es
hacerse, conscientemente, cómplice de la misma explotación.
Bien, alguien podría argumentar: ¿acaso no compras
ropa producida por niñes explotades en China? ¿Acaso no compras en cadenas
comerciales que explotan a les trabajadores? Y a primera vista la argumentación
podría parecer válida. Pero no lo es. Llevar ropa en invierno es necesario,
pues de otra forma mueres de frío. Consumir drogas no es necesario para vivir.
Así que aquí estamos hablando denecesidad, y la necesidad muchas veces
nos fuerza a realizar cosas que no nos gustan. De ahí que mucha gente en vez de
comprar en Mercadona prefiera comprar su fruta al frutero del mercado local:
con ello no se soluciona el problema del capitalismo, pero se minimiza el daño
realizado (y dado que la fruta es necesaria para una dieta equilibrada y sana,
no vamos a dejar de comprar fruta hoy por hoy). Sin embargo, la misma lógica no
se puede aplicar al consumo de drogas… ¿o sí?
Digamos ahora que un amigue cultiva marihuana y lo
regala a les amigues, es decir, no obtiene ningún beneficio económico por ello.
En este ejemplo eliminamos de la ecuación la explotación humana y el aspecto
económico-capitalista. Así que nos quedamos llanamente con el consumo de una
droga. Algunes anarquistas dirían que el consumo es igualmente reprochable en
este caso, pues el problema es que la droga: 1) nos priva de nuestra libertad
individual al perder el control sobre nuestro cuerpo y mente, 2) potencialmente
nos hace más inútiles para resistir al Estado, 3) con el tiempo potencialmente
disminuye nuestra gana de militar. Si habéis leído mis otros artículos sobre el
tema sabréis que no me creo los puntos 2º y 3º (de ahí que aquí haya escrito
“potencialmente”). No obstante, no los niego, y afirmo que en algunos casos el
consumo de drogas produce apatía por las causas políticas y vaguería general
(es decir, conformidad).
Lo que aquí me interesa discutir ahora es el primer
punto (un tanto filosófico), que es: 1) consumir drogas nos priva de nuestra
libertad individual al perder el control sobre nuestro cuerpo y mente. Nadie
puede dudar que una de las cosas más preciadas, sino la que más, por une
anarquista es la libertad. De ahí que muches estemos en contra de las cárceles,
de los colegios (que son cárceles para la mente hoy por hoy), y de toda
institución explotadora (como el ejército, la policía, etcétera). En todos estos
casos la limitación a nuestra libertad es obvia y clara: en las cárceles no te
puedes mover libremente. En los colegios no puedes pensar libremente (en los
ejércitos ni puedes moverte ni pensar). Pero, ¿y qué con las drogas? El consumo
de estas sustancias, como es sabido por todes, proporcionan un estado mental y
anímico determinado, el cual muchas veces no se puede prever dependiendo de la
naturaleza de la droga. Cuando tomamos “cristal” y sentimos esa sensación de
hiperactividad, super-sociabilidad, y bienestar general, estamos experimentando
una sensación “artificial” en tanto que estamos induciendo a nuestro cuerpo (y
mente) dicha experiencia. Y esto no lo podemos controlar. Lo mismo se aplica al
alcohol: cuando nos emborrachamos perdemos el control de nuestros actos (hasta
diversos puntos dependiendo la persona). La pérdida de control es, bajo esta
argumentación, una pérdida de libertad, pues actuamos de forma no-consciente y
no-buscada in situ. Y digo in situ porque alguien podría decir
que la borrachera y lo que hagamos estando borraches es “buscado” en tanto que
decidimos previamente, y de forma libre, emborracharnos.
Si bien yo personalmente favorezco la idea de que
el consumo de drogas nos priva de libertad y agencia individual, también es
cierto que no pretendería nunca imponer dicha visión del asunto. He aquí la
crítica que haría a muches compañeres anti-drogas, quienes con un discurso
moralista y más bien paternalista intentan imponer su visión (la cual comparto
y creo acertada). Es aquí donde toma importancia lo que escribía antes de
consumo libre y responsable. No podemos, ni deberíamos, obligar a nadie
a dejar de consumir drogas, pero lo que sí que podemos hacer es apelar a la
responsabilidad (recordemos aquello de que consumir drogas es, hoy por hoy,
hacerse cómplice de redes mafiosas, de explotación, de abuso animal, etcétera).
Ahora, queda en el aire el punto al que apelaba en mi anterior texto (en la
sección de comentarios) sobre un enfoque utilitarista-anarquista. Alguien me replicó
que ésa era la visión del sistema, y por tanto, deberíamos evitarla. Dejo el
asunto para el siguiente texto, puesto éste ya va para largo.
Sin drogas también se vive… y no se aburre une.
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