Breve
relato de un circo electoral
En alguna ciudad de algún país se está en la víspera de las elecciones.
La vida
marcha como en la mayoría de los países: existe una masa popular profundamente
adormecida por el opio que el Estado y sus instituciones tienen destinadas a
tales fines; una enorme nube de explotados que soportan diariamente los golpes
del Estado; y claro (¿Podría faltar?) una pequeña élite que vive con todas las
comodidades que su posición de explotadores les otorga.
En este panorama se presenta periódicamente un acto por medio del cual
se eligen a los miembros del cuerpo gubernamental encargado de proteger los
privilegios de la élite antes mencionada.
Se te dice diariamente que eres libre en una
sociedad donde tu opinión cuenta, donde tú decides el
rumbo del país.
Lo único que tienes que hacer es escuchar las
propuestas de los candidatos y elegir al mejor. Porque después de todo ¿No se
te ha dicho siempre que el gobierno es el encargado de organizarlo todo:
transporte, comunicaciones, comercio, leyes… todo deviene del gobierno y tú,
para organizar bien la sociedad no necesitas organizarte, sino simple y
llanamente elegir al mejor candidato?
Este
candidato se supone sería una persona bien capacitada para hacer todo aquello que
tú por ignorancia o por falta de tiempo no puedes realizar. ¿Hace falta que
pavimenten tu calle? ¿Qué ayuden a los ancianos en tu localidad, región o país?
Cosa de nada –se te dice- simplemente escucha las propuestas de los candidatos
y elije el mejor.
Pero
¿Cómo estar seguros de las buenas intenciones de dichas personas? ¿Cómo
saber cuál es el mejor?
¿Y si la medida de bondad o de maldad
no se mide sino en que sean menos peores? Es decir,
que no existe uno solo bueno, sino solo alguno que es menos déspota que los
demás, lo que no quita que siga siendo un déspota, en menor medida, pero
déspota al fin. O sea que todos son menos o iguales de malvados, pero que no
existe uno solo bueno dadas las desigualdades que sostienen en el mantenimiento
del actual régimen de injusticia que padecemos.
Tus
abuelos lo contaban a tus padres, tus padres te lo contaron a ti… y en casi
todas las personas que conoces sucede lo mismo, todos lo dicen: “En época
de elecciones siempre prometen miles de cosas que nunca cumplen” (Y todos, todos lo sabemos, eso es lo peor)
Además de
esto se presentan otras dificultades para cegarte en tus decisiones.
El
candidato no será ciertamente un personaje que se te presente con uniforme
militar, con un bigote como brocha, un fuete en la mano, galones en el
uniforme, gritándote mientras te salpica de saliva y diciéndote que obedezcas
ciegamente al Estado y su autoridad, que eres simplemente una rueda más de la
máquina, que te harán trabajar toda tu vida para al final, cuando tus brazos
sean viejos y cansados, desecharte como si se tratase de un objeto desechable,
para ser reemplazado con nuevos brazos a los cuales tratarán de la misma forma.
No, hacer
eso no es nada bueno si desean ganar las elecciones. Harán todo lo contrario.
Un día
comenzarán por los medios oficiales los rumores de los posibles candidatos; se
dirá que tal o cual, que este o aquella. Se crea así la perspectiva de los
posibles candidatos.
Semanas
antes de las elecciones se presentan flamantes los candidatos.
El uno es
un bonachón gordito con una sonrisa carismática.
El otro
candidato es una mujer madura, pulcra, de buen hablar y que inspira confianza.
Hay
todavía un tercero: es un hombre elegante, de buen hablar y seriedad.
El uno
habla de bajar los impuestos y de generar empleos.
La
candidata propone no solo generar empleos, sino que estos sean bien pagados.
Además habla de apoyo a la mujer, de legislar sobre los maltratadores de
mujeres, más apoyo a los estudiantes y demás.
El otro,
el hombre elegante y de buen hablar, dice que es necesario un plan de
austeridad en el gobierno, bajar los impuestos, generar empleos, hacer obras
públicas y dar apoyo a los ancianos.
Todos
dicen que hay que mejorar la calidad de vida de los trabajadores, que hacen
falta escuelas, bajar los impuestos, eliminar la pobreza… que hacen falta
muchas cosas.
Vaya ¡Es
que han venido a descubrir el hilo negro!
Todo eso que dicen que hace falta tú lo sabías
desde hace mucho, dado que eres tú quien sufre por esas carencias.
Esos simpáticos personajes cuyo carisma conquista a
neófitos de toda clase y que pretenden subsanar las miserias del sistema con
cosas tan simples no son personas ni de lejos mejores que tú.
Te dicen únicamente lo
que tú deseas oír. Juegan con tus necesidades para obtener tu consentimiento a
un sistema que te subyuga diariamente, que te permite elegir tu gobernante pero
no si deseas o no ser sometido al gobierno.
Saben de tus necesidades, de tus carencias y por medio de ellas te hacen
ese sutil chantaje
¿Quieres vivir mejor? Vótame y veremos de darte alguna mejora… eso sí,
mejora por un lado, pero tablazo por otro.
Conocen a la perfección tus carencias precisamente porque son ellos
quienes las generan.
En estos
lares cada uno hace su programa, contratan un buen grupo de publicistas,
pensadores y diseñadores.
¿De dónde sale ese dinero para pagar todo eso? De
tus impuestos, dado que el Estado destina una cantidad de tus impuestos a pagar
las elecciones. Tú que apenas tienes para malvivir en medio de mil carencias,
pagas esos odiosos lujos de propaganda. ¿Se te pide opinión sobre si deseas o
no pagar esos gastos? De ninguna forma: el gobierno te cobra Impuestos
(nada de cantidades voluntarias, sino Impuestos: por la fuerza, sin pedir
opinión, sin solicitar consentimiento de ningún tipo) que sirven para pagar un
par de obras públicas, pero también sus lujos y sus campañas.
La
campaña de la candidata habla del alto número de mujeres maltratadas, de
otorgar mayores recursos a la educación, habla de construir escuelas y dotarlas
de material didáctico, de becas y de apoyo al estudiantado. Aparece en grandes
cartelones su imagen rodeada de un grupo de estudiantes y con letras grandes
algún empalagoso lema.
Por su
parte el gordito bonachón habla de generar empleos y presenta una serie de
propuestas para lograrlo. Dice que es posible salir de la pobreza y hacer que
tu país sea próspero y posiblemente una potencia mundial y ejemplo de cómo
avanzar en materia social. Aparece también en grandes cartelones rodeado de
obreros y otro lema empalagoso.
Por su
parte el candidato de elegancia dice que los gobernadores ganan demasiado, y
que bajando sus salarios (obra piadosa digna de cualquier monjita de pueblo) es
posible dar mayores recursos no solo a los estudiantes, a los obreros y
proteger a las mujeres, sino que además presentarán una propuesta por medio de
la cual los impuestos bajarán como si se encontraran en una montaña rusa.
Sus
cartelones no son diferentes de los otros, pero tienen la característica
especial de que en ellos aparece firme no solo el lema empalagoso, sino también
el juramento de cumplir lo que afirma.
Los lemas de los tres son similares. Son lemas del
estilo: “Tú te lo mereces” “Ya es justo” “Porque sí se puede” “Esta vez todo va
a cambiar” “Juntos podemos más” “Somos el cambio” “Por una mejor calidad de
vida” “Por el bien de todos”… “¡Te amamos!”
l puesto
de diputado, de gobernador o de presidente será ocupado pase lo que pase (¡De
ellos no te libras!). Se trata solamente de ver quien ocupa dicho cargo.
En estos
momentos necesitan de tu opinión, necesitan de tu complicidad; por ello, y solo
por ello, es que se dirigen a ti. Sin tu complicidad, sin que nadie votara,
aquello se vería descaradamente como un hecho impuesto. Imagina que un día nadie
vota.
El
gobierno no desaparecerá por este simple acto ¡Faltaría menos!
Al ser
una institución funcional donde la fuerza contra las poblaciones viene a ser el
punto neurálgico del organismo, éste seguirá existiendo votes o no votes.
Pero
imagina que un día nadie, pero nadie, ni siquiera el clásico pelmazo (Nunca
falta alguno) que piensa que a lo mejor un día hay un gobernante bueno, acude a
las urnas.
Ese día
el gobierno se mostraría como realmente es: una imposición directa y cruda
sobre el pueblo. Una institución que aunque nadie hubiera consentido en su
existencia se impondría por las buenas o las malas.
Pero
regresemos al panorama de las elecciones.
El uno se hace llamar “El candidato del empleo” la
otra “La candidata de la honestidad” y el otro “El candidato de la justicia”…
pareciera que nos encontramos ante un grupo de súper héroes de las caricaturas
con esos nombres. Pero no, se trata de estrategias publicitarias, malas y
careciendo de ingenio, pero estrategias al fin de cuentas.
Uno y otro irán a los barrios populares, harán un
miting y prometerán lo indecible. Se tomarán una foto con un niño, con una
anciana, con una mujer y su hijo, con el abuelo del barrio. Darán la mano a
todos los que se la pidan, escucharán todas las quejas del barrio. Dirán a todo
que sí, prometerán solemnemente cumplir sus promesas, jurarán una y otra vez
esto y aquello.
Serán muy sonrientes, amables, amigables y
simpáticos. Harán alguna broma, dirán algún chiste… eso sí, prometerán una y
otra vez que son los verdaderos salvadores del pueblo.
Regalarán plumas, gorras, habrá mil y un artículos
(camisetas, pegatas, etc.) con el nombre del candidato correspondiente, habrá
fiestas, bailes… y en todos esos actos los símbolos serán una cosa infaltable:
banderas, cartelones, confeti, música… el candidato estará en un escenario, con
un gesto guerrero prometiendo a izquierda y derecha cuanto crea conveniente…
total, no cumplirá lo que prometa; él lo sabe muy bien, y por ello es que
lanza en desbandada promesa tras promesa.
Cerrará
el puño, hará gestos de guerra, dirá convencido que es posible cambiar las
cosas.
Inconscientemente
te lo dicen: las cosas pueden cambiar… ¡Por supuesto que pueden cambiar!
Cambiarán el despotismo del gobernante actual por el suyo propio, pero se tratará
solo de eso: de un cambio, de una vuelta de tuerca, de una engañifa más.
Te lo dicen así de claro porque acostumbrado como
estás a pensar en cosas absurdas (que si ya se lesionó el delantero de tal
equipo de futbol, que si aquella cantante ya se operó tal cosa…) no advertirás
que el cambio del que te hablan significa solamente exprimirte de formas
nuevas, cuando no de la misma forma, pero con otro nombre.
¿Habrá
debates entre los candidatos antes de las elecciones?
Cada uno
dirá que el candidato contrario es el demonio en persona, que no cumple lo que
promete, que ha tenido tales y cuales fallos; cada uno expone públicamente al
otro.
En ese
momento quizá algún futuro votante se da cuenta de que todos tienen más o menos
el mismo defecto que le achacan al otro: una ineptitud y poca vergüenza que
apenas logran esconder debajo de sus enormes vientres que denotan una vida
holgada. Entonces ese elector no podrá sentir sino asco de semejantes
personajes y ningún ánimo de ir a entregar en forma de papeleta electoral su
libertad.
Sin embargo, como se nos
enseña desde pequeños que todo cambio de raíz es imposible, muchos se conforman
con que alguno de ellos aparente ser menos dañino que los demás.
Ven en
esos debates una lluvia de propuestas para mejorar la sociedad, cuando no se
trata sino de un grupo de hienas que se disputan hambrientas el cadáver de tu
libertad. Una subasta donde cada uno ofrece tal o cual cosa para arrogarse
el derecho de explotarte.
Mientras
estos simpáticos buitres hacen su juego para convencerte, otro tentáculo se
extiende sobre tu cuello: se trata de aquello que mantiene la enajenación y que
unida a la religión hacen posible una explotación sencilla: la prensa al
servicio del gobierno.
Estos
tampoco te dirán de ninguna forma la trampa que se oculta en el sufragio
universal.
Montones,
miles de anuncios publicitarios en la TV te dirán lo mismo de diferentes
formas.
Te dirán cosas como “Tú tienes el poder de elección” “La democracia sin
ti no es posible” “Juntos gobierno y sociedad logramos salir adelante” “En
estas elecciones no pierdas la oportunidad de cambiar las cosas” “La democracia
se ejerce todos los días”
Ahora une
este bombardeo con aquello que pasan cotidianamente en la TV y obtendrás un
elemento de adormecimiento más poderoso que el cloroformo.
Para
coronar este acto circense se impone la llamada “Ley seca” antes de las
elecciones.
¡Por supuesto! No sea
que por beber la gente se olvide de votar.
El resto del año las
masas pueden permanecer sedadas con las bebidas embriagantes, dado que no se
necesita su concurso más que en el trabajo. Es entonces preferible mantenerlos
adormilados para que nunca protesten, para controlarlos y alejarlos de la
realidad y de los problemas reales que le afectan.
Pero en
las elecciones eso no es conveniente. Es más, sería contraproducente que la
gente estuviera bebida, ya que entre copa y copa se les puede olvidar acudir a
las urnas.
***
Y
llegamos al ansiado día.
Los cándidos electores acuden a las urnas pensando hacer un bien a su
país. Van y
depositan en la urna la papeleta destinada a otorgar sus libertades a seres
ambiciosos e incompetentes.
Después
de tantos gastos, de tanto bombardeo publicitario y de tanto esfuerzo en
hacerte votar, por fin han obtenido de ti lo que deseaban:
Ahora se
saludan solo entre la élite de gobernantes; se toman fotos con famosos y
adinerados; no andan en barrios donde la pobreza es el mayor escenario, sino en
paraísos tropicales, en autos lujosos y en casas que contrastan del todo con el
lugar donde vives tú que les elegiste.
¿En qué te ha beneficiado a ti realmente que ganara tal o cual
candidato? Tu situación es la misma de siempre, cuando no peor.
La ley
escrita mantiene el “orden” en la sociedad actual. O sea, mantiene las
condiciones tal cual están ahora, cuando no las empeora dado que sirve a
intereses de burgueses y no de la enorme mayoría del pueblo.
¿Hay
pobreza, hay miseria, hay desigualdad e injusticias? ¡Con tu participación en
la comedia electoral has remachado esas condiciones!
Hay aún quienes acuden a las urnas a elegir “El mal
menor”. Piensan que puesto que todos son malos pero hay unos “más malos que
otros”, no votar significa que los peores suban al poder y con ello empeoren
las cosas… ¡Como si fuera posible vivir peor de lo que estamos!
Elegir
un “mal menor” es elegir un mal al fin de cuentas. Para quienes aún creen en
este sistema demagógico, autoritario y oligarca, un mal menor les consuela.
Para quienes deseamos cambiar realmente las cosas los males menores siguen
siendo un mal, y tanto a uno como a otro es preciso destruirlo.. El problema no está en la
forma que revista el gobierno, sino en la institución misma del gobierno. ¿Qué
ha hecho el gobierno a lo largo de la historia para que el pueblo deje de ser
el esclavo productivo de una minoría de ricos? Absolutamente nada. Desde la
constitución misma del gobierno hasta ahora, todos los gobernantes han prometido
un mejor nivel de vida, igualdad, justicia y libertad (paradójicamente prometen
lo que saben que no existe: dentro del gobierno, sea cual sea su nombre, no
existe justicia, ni igualdad ni libertad), y sin embargo el pueblo sigue siendo
tan esclavo ahora como siempre. Es cierto, con algunas concesiones, pero
esclavos hoy como ayer. Esclavos de primera calidad si se quiere, pero esclavos
al fin de cuentas.
¿Te has
dado cuenta de que votar no sirve de nada y que está en el propio pueblo, sin
gobernantes ni líderes, la fuerza necesaria para cambiar las cosas?
No
esperes entonces la llegada de mejores condiciones con el simple hecho de no
elegir verdugos.
Si votar
no consigue sino otorgar validez al régimen de explotación mediante la
participación en sus comedias democráticas, no votar no cambia tampoco las
cosas.
Es preciso que al abstencionismo le siga la autoorganización, la constitución de
organizaciones horizontales (sin lideres ni jefe alguno) para hacer frente a
las leyes burguesas que, amparadas en las armas de los ejércitos, actúan para
exprimirte diariamente un poco más para beneficio del capitalismo, para
mantenerte controlado al menor intento de rebelión, y para mantener las
condiciones actuales tal como están.
Votar lo hace cualquiera con dos neuronas; pero no
votar lo puede hacer cualquiera, por flojera, por conciencia o por olvido.
A la
abstención le debe seguir inevitable y necesariamente, la autoorganización del
pueblo.
Organízate al margen de la autoridad y del gobierno para constituir una
sociedad sin gobierno donde la libertad sea real (y sucederá inevitablemente) y
no ficticia.
Ahora que comprendes que el sufragio universal se
te ha dado para callar tu voz; ahora que comprendes que el “derecho” al voto no
es sino la trampa por medio de la cual se te mantiene adormecido para que
pienses que cuentas, cuando en realidad se te convierte en un engranaje del
sistema que te subyuga; ahora que comprendes eso, que la abstención al voto no
sea el único acto que realices. Es preciso que a la abstención le siga la
organización horizontal del pueblo.
orque
reducirse a no votar no cambia tampoco las cosas. No votes, pero
organízate. No dejes en manos de esas personas los asuntos que te perjudican
directamente a ti.
Salud,
abstención activa y organización.
José Rinaldi.
Por que la gente sigue Votando LO CANQUISTA DEL INDIVIDUO
Y es el reflejo de la realidad poco equitativa que aún nos afecta.
¿Se imaginan si todas las tiendas y comercios tuvieran ofertas especiales que se adapten a los sueldos de las mujeres, en comparación a lo que reciben los hombres? Eso es lo que intenta plantear esta campaña a través de un sarcástico video, donde se ironiza ofreciendo el 78% de los productos, a un precio que ellas pueden pagar.
Como distorcionan la opinion publica los medios
Documental El juego de la muerte (parte 1) de 10
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Así es como nos venderán el Transhumanismo SuperPoderes Humanos
Estado de Vigilancia
akrata-anarquia y libertad
LA FAGOCITACIÓN SISTÉMICA DE LA DISIDENCIA A TRAVÉS
DE INTERNET.
“No te fíes del villano ni bebas agua del charco.” (Sabiduría popular castellana)
El sistema no ha sobrevivido
durante tantos siglos por casualidad, sino por el desarrollo y
perfeccionamiento de lo que podríamos llamar su capacidad para fagocitar la
disidencia, es decir, la capacidad para conseguir que algo que en principio
podría representar un peligro para su supervivencia, acabé por integrarse
plenamente en su estructura orgánica, convirtiendo lo que parecía una potencial
amenaza en un agente benéfico en su desarrollo. En este sentido, internet sería
una buena muestra de la capacidad fagocitadora del sistema.
En muchas ocasiones te habrás
preguntado: ¿Cómo es posible que permitan a esta o a aquella página web (o a
este o a aquel blog) colgar los artículos, audios o vídeos que cuelgan, siendo
tan críticos con el sistema como son; o que revelen, como revelan, con todo
lujo de detalles y de pruebas, las perversas prácticas del mismo?
Sencillamente, porque el trabajo desinteresado de estos blogueros hace aún más
fuerte y poderoso al propio sistema: por un lado, procurándole un “nicho de mercado”
que no podría conseguir de otra forma, es decir, el de la disidencia; y, por
otro, haciendo que con su activismo cibernético crezcan los valores de las
acciones del negocio de internet (1). Dos hechos que como veremos están
profundamente interrelacionados.
Cuando una persona abre una
página web (o un blog), publica artículos de forma regular, consigue que otros
los lean, los comenten, los puntúen positivamente o los “reblogueen”, el autor
(por muy crítico con el sistema que pueda parecernos) sólo está consiguiendo
una cosa: revalorizar el negocio de internet a ojos de los inversores
económicos; pues, por muy disidentes que puedan parecernos sus lectores, para
aquéllos, éstos sólo son otro espectro de clientes más que consumen un
producto: internet.
Esta revalorización hace que
aquellos que manejan el negocio de internet (corporaciones privadas y
estatales) aumenten considerablemente sus ingresos económicos que, a su vez,
reinvertirán en descubrir los medios y las técnicas necesarias para conseguir
aumentar aún más sus beneficios; entre ellas, las de proteger al Estado y al
sistema que tan ricos les han hecho. Es decir, cuanto más dinero consigan, más
medios tendrán de conseguir nuevos clientes o de “enganchar” más a los
antiguos, y lo más importante, de fortalecer al sistema que les protege
(escuela, políticos, científicos, ejército, policía…). Los blogueros disidentes
y su desinteresado activismo sólo son un medio más de aumentar dichos
ingresos.
Para poder entender todo esto
un poco mejor, veamos un par de ejemplos que ilustran claramente como
“pactar con el diablo” tiene sus consecuencias.
La iglesia cristiana vio en su
pacto con el Estado romano un medio muy oportuno de reclutar nuevas almas para
Dios. Sin embargo, como se ha encargado de demostrar la historia, este pacto
sirvió, principalmente, para reclutar cuerpos para el Estado y para
engrandecerlo; pues al depender de éste para su supervivencia terrena, la
iglesia no sólo ponía a las almas que conquistaba bajo la tutela divina, sino,
especialmente, bajo la del Estado. Un pacto que terminará con la desaparición
de la propia iglesia (algo que sólo es una cuestión generacional: el tiempo que
tarden en morirse los escasos curas que quedan y los pocos fieles que van a
misa los domingos), al haber cumplido ya casi plenamente su función.
Otro ejemplo muy parecido al
de internet lo encontramos en el uso de armas por parte de algunos grupos
disidentes con el fin derrocar al sistema.
Muchos han sido los grupos
disidentes que pensaron que el uso de las armas podría proporcionarles la
victoria frente al sistema, consiguiendo como único resultado que el sistema
que pretendían derrocar (basado en la codicia y en el deseo de poder) se
hiciera aún más fuerte. Los fabricantes de armas, gracias a las compras, entre
otros, de los disidentes, invirtieron una buena parte de sus ganancias en idear
y desarrollar un estado de cosas (un sistema) que siempre les fuera favorable.
Los fabricantes de armas sabían (y saben) que para aumentar sus beneficios era
necesario invertir primero en la protección de un sistema que les permitiera
seguir existiendo; y las compras de los disidentes, paradójicamente,
contribuyeron a tal fin. El permitir en algunos países la ascensión al poder de
supuestos disidentes sólo sirvió para que los fabricantes de armas nunca
dejaran de ser necesarios (la famosa carrera armamentística que caracterizó a
la Guerra Fría es un notable ejemplo de ello).
INTERNET TIENE UNA CIERTA
SIMILITUD CON EL ANTERIOR EJEMPLO DE LAS ARMAS, PUES HACE CREER ERRÓNEAMENTE A
QUIEN LO UTILIZA CON FINES DISIDENTES QUE PODRÁ TENER ALGÚN TIPO DE POSIBILIDAD
DE DERROTAR AL SISTEMA, CUANDO CON SU USO TAN SÓLO PASA A CONVERTIRSE EN UN
INCONSCIENTE Y ALTRUISTA SOCIO DEL MISMO.
Todo esto obedece a una lógica
muy simple: los fabricantes de un producto no pueden permitirse la desaparición
de un sistema (de ideas y de creencias) que tan grandes beneficios les ha
proporcionado, por lo que, como ya he dicho, gran parte de sus ingresos irán
siempre destinados a protegerlo y perfeccionarlo. POR TODO ELLO, CREER EN LA
IDEA DE TRANSFORMAR EL SISTEMA A TRAVÉS DE LOS MEDIOS QUE ÉSTE NOS OFRECE (O
COMO ALGUNOS DICEN: TRANSFORMAR EL SISTEMA DESDE DENTRO) NO ES SÓLO UNA UTOPÍA,
SINO UNA TREMENDA CUESTIÓN DE INGENUIDAD. Cuanto más usemos los medios que el
sistema nos ofrece, más poderoso lo estaremos haciendo, pues éstos nunca
tirarán piedras contra su propio tejado.
Después de leer estas
palabras, algunos podrían tener la sensación de que este sistema, basado,
básicamente, en la codicia y en el deseo de poder, es indestructible y que es
imposible que pueda ser derrotado algún día en este mundo. Realmente,
desconozco si esto es así, lo único que sé es que no es bueno para el ser
humano vivir engañado con falsas esperanzas, pues eso le hace aún más
vulnerable ante el sistema. Con independencia de que el sistema pueda cambiarse
o no algún día, o de nuestra mayor o menor capacidad para escapar de todas sus trampas y engaños, creo que lo que
realmente importa es hacer todo lo posible para, al menos, No Morir Idiota y alcanzar el más amplio conocimiento del mundo en
el que hemos ido a caer.
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Quedaría por analizar una
última cuestión, y es la de hasta qué punto los disidentes en general
(sindicatos, partidos políticos, asociaciones de diverso tipo) son de utilidad
para el sistema, pues su prédica y su “lucha”, al transmitir al resto de las
personas la ilusión de que es posible un futuro mejor sobre la tierra, guarda
muchas similitudes con la ilusión de la creencia en el paraíso predicada por
diversas religiones. ¿No se habrá convertido la prédica de los disidentes en un
nuevo opio para el pueblo?
Si observamos fríamente,
libres de todo fanatismo ideológico, la prédica y la lucha de los disidentes:
la búsqueda de un mundo donde reine el bien sobre el mal, donde desaparezca la
codicia y el ansia de dominación sobre los demás, donde por fin se haga
justicia a los oprimidos…, nos daremos cuenta que las consecuencias finales de
todo ello no son muy diferentes a las provocadas por la creencia en la vida
después de la muerte profesada por algunas religiones, pues, tanto en un
caso como en otro, su única base consiste en la fe que sean capaces de
desplegar aquellos a quienes va dirigido su mensaje, no en ningún hecho
demostrable por la experiencia; es decir,
LA OPIÁCEA
ESPERANZA EN UN MUNDO FELIZ EVITA QUE LAS PERSONAS TOMEN PLENA
CONSCIENCIA DEL MUNDO REAL EN EL QUE LES HA TOCADO VIVIR, LO CUAL (COMO PASA
CON TODO ENGAÑO) SIENTA LAS BASES PARA QUE EL INDIVIDUO SEA FÁCILMENTE
MANIPULABLE.
Al sistema le interesa la
existencia de esta disidencia para que disemine la ilusión (la
creencia) de que el mundo puede llegar a ser algún día un
lugar paradisiaco, evitando así que la gente se atreva a mirar y ver
la realidad tal y como es (2).
ESTO MANTIENE AL
REBAÑO COHESIONADO, EN ORDEN, TRABAJANDO POR UN OBJETIVO COMÚN, Y EVITA QUE LOS
INDIVIDUOS SE DEDIQUEN A SU PROPIA LIBERACIÓN PERSONAL, ALGO QUE, DE SER
LLEVADO A LA PRÁCTICA DE FORMA MAYORITARIA Y COLECTIVA, SUPONDRÍA EL TAN TEMIDO
CAOS PARA LOS PASTORES DE AYER Y DE HOY, O LO QUE ES LO MISMO, EL PRINCIPIO
DEL FIN DE LA ESCLAVITUD PARA NOSOTROS.
NOTAS:
(1) Internet es sólo un
negocio que obedece a una sencilla lógica empresarial: que cada vez sea mayor
el número de usuarios y que éstos lo utilicen cada vez más. Poco o nada le
importan a internet los contenidos, lo importante es que no deje de consumirse
y que este consumo vaya en aumento. Mientras esta situación de dependencia de
la mayoría hacia una minoría subsista, el sistema estará a salvo.
(2) El lema YES WE CAN (SÍ
PODEMOS) de la campaña electoral del presidente de los Estados Unidos, Barack
Obama, en el año 2008, formaría parte de esta necesidad que tiene el sistema de
ilusionar a la gente para la consecución de sus objetivos. En este mismo
sentido habría que entender al partido político español que adoptó este mismo
lema como nombre (PODEMOS), en las últimas elecciones europeas, y que
consiguió ganarse la confianza de un importante número de
descontentos con el sistema.
ANARQUISMO Y CIENCIA - ERRICO MALATESTA
"La ciencia es un arma que puede servir para el bien o para el mal; pero ella misma ignora completamente la idea de bien y de mal. Por lo tanto, no somos anarquistas porque la ciencia nos diga que lo seamos; lo somos, en cambio, por otras razones, porque queremos que todos puedan gozar de las ventajas y las alegrías que la ciencia procura.
En la ciencia, las teorías, siempre hipotéticas y provisorias, constituyen un medio cómodo para reagrupar y vincular los hechos conocidos, y un instrumento útil para la investigación, el descubrimiento Y la interpretación de hechos nuevos: pero no son la verdad. En la vida –quiero decir en la vida social– sólo son el revestimiento científico con que algunos gustan de recubrir sus deseos y voluntades. El cientificismo (no digo la ciencia) que prevaleció en la segunda mitad del siglo, produjo la tendencia a considerar como verdades científicas, es decir, como leyes naturales y por lo tanto necesarias y fatales, lo que sólo era el concepto, correspondiente a los diversos intereses y a las diversas aspiraciones, que cada uno tenía de la justicia, del progreso, etcétera, de lo cual nació “el socialismo científico” y, también “el anarquismo científico”, que aunque profesados por nuestros mayores, a mí siempre me parecieron concepciones barrocas, que confundían cosas y conceptos distintos por su naturaleza misma.
Pueden estar equivocados o tener razón, pero en todo caso me complazco en haber podido escapar a la moda de la época, y por lo tanto a todo dogmatismo y pretensión de poseer la “verdad social” absoluta. Yo no creo en la infalibilidad de la ciencia, ni en su capacidad de explicarlo todo, ni en su misión de regular la conducta de los hombres, como no creo en la infalibilidad del Papa, en la moral revelada y en el origen divino de las Sagradas Escrituras. Yo sólo creo en las cosas que pueden probarse; pero sé muy bien que las pruebas son algo relativo y pueden superarse y anularse continuamente mediante otros hechos probados, cosa que en verdad suele ocurrir; y creo, por lo tanto, que la duda debe ser la posición mental de quien aspire a aproximarse cada vez más a la verdad o, por lo menos, a esa porción de verdad que es posible alcanzar...
A la voluntad de creer, que no puede ser más que la voluntad de anular la propia razón, opongo la voluntad de saber, que deja abierto ante nosotros el campo ilimitado de la investigación y el descubrimiento. Pero como ya he dicho, sólo admito lo que puede probarse de modo de satisfacer a mi razón, y sólo lo admito provisoriamente, relativamente, siempre en espera de nuevas verdades, más verdaderas que las adquiridas hasta ahora. Nada de fe, entonces, en el sentido religioso de la palabra. También yo digo a veces que es necesaria la fe, que en la lucha por el bien se requieren hombres de fe segura, que se mantengan firmes en la borrasca como una torre cuya cima nunca oscila con el soplo de los vientos. Y existe incluso un diario anarquista que, inspirándose evidentemente en esa necesidad, se titula Fede! Pero se trata en este caso de otro significado de la palabra. En este contexto fe significa voluntad firme y fuerte esperanza, y no tiene nada en común con la creencia ciega en cosas que parecen incomprensibles o absurdas. Pero ¿cómo concilio esta incredulidad en la religión y esta duda, que llamaría sistemática, respecto de los resultados definitivos de la ciencia, con una norma moral y con la firme voluntad y la fuerte esperanza de realizar mi ideal de libertad, de justicia y de fraternidad humana?
Es que yo no pongo la ciencia donde la ciencia no tiene nada que hacer. La misión de la ciencia es descubrir y formular las condiciones en las cuales el hecho necesariamente se produce y se repite: es decir, decir lo que es y lo que necesariamente debe ser, y no lo que los hombres desean o quieren. La ciencia se detiene donde termina la fatalidad y comienza la libertad. Sirve al hombre porque le impide perderse en quimeras imposibles, y a la vez le proporciona los medios para ampliar el tiempo que corresponde a la libre voluntad: capacidad de querer que distingue a los hombres, y quizás en grados diversos a todos los animales, de las cosas inertes y de las fuerzas inconscientes. En esta facultad de querer es donde hay que buscar las fuentes de la moral, las reglas de la conducta."
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COMPLETO: http://noticiasyanarquia.blogspot.mx/2013/07/anarquismo-y-ciencia-errico-malatesta.html
Feminismos- Acción directa en América Latina y el Caribe
Jaime Guevara
Primera parte del Documental sobre el cautautor anarquista ecuatoriano, Jaime Guevara: Entre cuerdas libertarias
jaime guevara parte 2,3 y 4
El príncipe pobre EL CUENTO EN UN PAIS MUY MUY LEJANO
Anarquistas en la Ciudad de México
lejos de las imágenes de enfrentamientos y vidrios destrozados, la cineasta Abril Schmucler repasa bibliotecas, torneos de futbol y calles por las que los anarquistas de la Ciudad de México, todos los días, trabajan por su ideal libertario. En un documental realizado en 2010, conversaciones directas, individuales o en grupo, los ácratas abren sus ideas, sus prácticas y sus inquietudes a la mirada que quiere comprender a estos grupos, tan expuestos y tan desconocidos a pesar de que existen en México desde antes de la Revolución. Publicado el 28 de octubre de 2013
Ricardo Flores Magon- El último viaje del anarquista
MÉXICO, Activismo infantil HDSPTM ACAB
Ciudad Maligna.
ECOLOGÍA PARA LA LIBERTAD
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