El poder de las pesadillas y el ascenso de la política del miedo
¿Preparados para saber la verdad?
En este documental vamos a comprender, mejor que nunca, cómo el miedo y la mentira son las principales armas del poder. “El poder de las pesadillas” es uno de los mejores documentales el imparable ascenso de dos movimientos extremistas más importantes en la actualidad: el neoconservadurismo y el islamismo radical. Ambos se nutren del poder del miedo para dominar a través del sometimiento voluntario.
El documental compara el ascenso del movimiento neoconservador en los Estados Unidos con el del movimiento radical islamista, sugiriendo que hay una fuerte conexión entre los dos. Mas aún, éste argumenta que la amenaza del islamismo radical especialmente en la forma de Al-Qaeda, es en realidad un movimiento orquestado por los políticos de varios países y en particular por los neoconservadores de Estados Unidos con el objetivo de unir y motivar a la gente ante el fracaso de otras ideologías utópicas y la defensa de ideologías más peligrosas que la propia.
Hacer del miedo un sentimiento habitual se ha convertido en el objetivo prioritario de estos dos sistemas de pensamientos radicales. Tras muchos años en los que un enemigo común, la Unión soviética, parecía unir en alianza militar ambas corrientes, hemos alcanzado una época en la que los dos extremos se combaten pero se necesitan mutuamente para justificar sus excesos propios.
El sexismo creado por la publicidad
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se trata de una pieza de animación muy breve, de apenas 4 minutos y medio, pero que muestra lo que sucede en las granjas peleteras de visones. Una historia triste, como triste es el hecho de que aun se sigan esclavizando y masacrando animales para fabricar con ellos prendas de ropa con las que las pijas más repugnantes y necrófilas puedan cubrir sus carencias de autoestima y sus necesidades consumistas.
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la historia del poeta y anarquista José Domingo Gómez Rojas, generando una reflexión sobre los hechos de violencia, represión y montaje policial al que han sido sometidos diversos grupos e individualidades que se han opuesto al orden dominante.
José Domingo Gómez Rojas fue parte de una generación de estudiantes, artesanos y obreros anarquistas que se opusieron durante las décadas del 10´ y 20´ del siglo pasado a las oligarquías terratenientes, industriales y comerciales que dominaban la escena política de aquellos años. Como muchos otros fue encarcelado y torturado hasta la muerte.
A través de las irónicas vueltas de la historia el video recalca los ciclos contantes
que el estado ha impuesto a base del miedo y el terror
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TECNOLOGÍA QUE PRONTO
LLEVARÁS INSTALADA DENTRO DE TU CUERPO
Tras el encendido interés causado por
el futuro lanzamiento del Reloj de Apple (Apple Watch), se podría pensar que
los chismes usables (wearables) tipo relojes o gafas con conexión a internet,
serán el próximo gran salto en el campo de la tecnología.
Apple Watch
Pero no es así.
Los Wearables tendrán su momento de
gloria, pero son simplemente una tecnología de transición.
La tecnología del futuro dejará de
ser algo externo, para incorporarse a nuestros propios cuerpos.
Esa es la próxima gran frontera.
Te presentamos nueve ejemplos de
tecnología implantable en rápido desarrollo que acabarán por formar parte de tu
vida (y de tu cuerpo) en un futuro próximo.
1. Smartphones implantables
Virtualmente nos pasamos conectados a
nuestros teléfonos móviles las 24 horas del día, pero ¿qué pasaría si
estuviéramos conectados a nuestros teléfonos físicamente de forma continua?
Bien, eso ya está empezando a suceder.
El año pasado, por ejemplo, el
artista Anthony Antonelli empezó a llevar un chip RFID incrustado en el brazo
que podía almacenar y transferir arte a su móvil.
Anthony Antonelli
Los investigadores están
experimentando con sensores integrados que convierten los huesos humanos en
altavoces biológicos.
Otros científicos están trabajando en
implantes oculares que permiten que el ojo capture una imagen con un simple
parpadeo y se pueda transmitir a cualquier dispositivo de almacenamiento local
(como por ejemplo, un chip RFID incorporado en el brazo)
¿Pero qué sustituiría a la pantalla
si llevas el teléfono está dentro de ti? Bien, los ingenieros de Autodesk están
experimentando con un sistema que podría mostrar imágenes a través de piel
artificial.
O incluso se está estudiando al
posibilidad de que las imágenes que hasta ahora vemos en las pantallas,
aparezcan en unos implantes oculares.
Las posibilidades parecen ilimitadas…
2. Chips Curativos
Actualmente, ya hay pacientes que
utilizan implantes cibernéticos vinculados directamente con aplicaciones para
smartphones, para controlar y tratar sus enfermedades.
En la Universidad de Boston se está
probando un nuevo páncreas biónico que dispone de un pequeño sensor situado en
una aguja implantable, comunicado directamente con una aplicación de smartphone
y que es utilizado para controlar los niveles de azúcar en sangre de los
diabéticos.
Científicos en Londres están
desarrollando circuitos del tamaño de una cápsula, diseñados para ser ingeridos
por via oral. Estas capsulas ingeribles tienen la capacidad de monitorear los
niveles de grasa en pacientes obesos y además generan material genético que les
hace sentirse saciados.
Actualmente, los sistemas de implantes
comunicados con smartphones están siendo estudiados para ser aplicados en
docenas de problemas médicos, desde soplos cardíacos hasta problemas de
ansiedad.
3. Píldoras cibernéticas que hablan
con su médico
Pero los implantes no sólo se comunicaran
con un smartphone, sino que también tendrán comunicación directa con el médico.
Un equipo de investigación británico
está desarrollando un proyecto llamado Proteus, consistente en unas
ciber-pastillas con microprocesadores incorporados capaces de enviar mensajes a
los médicos directamente desde el interior del cuerpo.
La función de estas píldoras sería
cosechar y compartir información directamente del interior del organismo para
ayudar a los médicos a saber si el paciente toma sus medicamentos correctamente
y si estos producen el efecto deseado.
4- El Anticonceptivo implantable de
Bill Gates
La Fundación Gates está apoyando un
proyecto del MIT (Instituto Tecnológico de Massachussetts), consistente en la
creación de un anticonceptivo femenino computerizado implantable activable por
control remoto externo.
El diminuto chip genera pequeñas
cantidades de hormona anticonceptiva desde el interior del cuerpo de la mujer
durante un máximo de 16 años.
El implante no resulta más invasivo
que un tatuaje.
“La capacidad de encender o apagar el
dispositivo ofrece una gran comodidad para aquellos que planean crear una
familia”, afirma el Dr. Robert Farra del MIT.
5. Tatuajes inteligentes
Si llevar tatuajes se ha puesto tanto
de moda, ¿por qué no crear tatuajes inteligentes digitales capaces de realizar
tareas útiles, como desbloquear el coche o otorgar la capacidad de introducir
códigos de telefonía móvil con un mero movimiento del dedo o la mano?
Investigadores de la Universidad de
Illinois han creado una malla de piel implantable formada de fibras
computadorizadas más delgadas que el grosor de un cabello humano y que son
capaces de monitorear el funcionamiento interno del cuerpo desde la superficie
de la piel.
Una compañía llamada Dangerous Things
ha creado un chip que se puede incrustar en un dedo a través de un proceso
similar al de un tatuaje y que le permite desbloquear cosas o introducir
códigos simplemente señalándolas con el dedo.
Por su parte, un grupo de
investigación en Texas ha desarrollado micropartículas que se pueden ser
inyectadas debajo de la piel, como la tinta del tatuaje y que permiten realizar
un seguimiento de los procesos corporales.
6. Interfaz cerebro-ordenador
Tener el cerebro humano vinculado
directamente con las computadoras es uno de los sueños (o pesadillas) más
repetidos en las novelas de ciencia-ficción.
Pero ahora, un equipo de la
Universidad de Brown llamado BrainGate, se encuentra a la vanguardia de las
investigaciones que pretenden vincular el cerebro humano directamente con las
computadoras, para conseguir una gran cantidad de funciones y usos.
Tal y como dice el propio sitio web
de BrainGate, “utilizando una matriz de electrodos implantados en el cerebro
del tamaño de una aspirina infantil, las primeras investigaciones del equipo de
BrainGate han demostrado que las señales neuronales pueden ser ‘decodificadas’
por un ordenador en tiempo real y pueden ser usadas para operar dispositivos
externos”
De hecho, el fabricante de chips
Intel predice que las primeras interfaces prácticas cerebro-computadora
empezarán a estar disponibles hacia el año 2020.
El científico de Intel, Dean
Pomerleau dijo en un artículo reciente: “Con el tiempo, las personas estarán
cada vez más dispuestas a ser ponerse implantes en el cerebro. Imaginen que son
capaces de navegar por la Web con el poder de sus pensamientos”
7. Bio-baterías fundibles
Uno de los mayores retos que enfrenta
la tecnología implantable es la forma de obtener energía que alimente los
dispositivos implantados en el interior de un cuerpo humano.
Evidentemente, una vez implantados,
resultará difícil e incómodo acceder a ellos y extraerlos para reemplazar la
batería.
Sin embargo, un equipo del
Laboratorio Draper en Cambridge, Massachusetts, está trabajando en la creación
de baterías biodegradables.
Estas baterías generan energía dentro
del cuerpo, la transfieren de forma inalámbrica cuando es necesario y luego,
simplemente desaparecen.
Otro proyecto que está en vías de
estudio, consiste en utilizar la propia glucosa del cuerpo para generar energía
para los implantes.
8. Polvo inteligente
Tal vez la más sorprendente de las
innovaciones implantables actuales es el polvo inteligente, formado por
multitud de minúsculos ordenadores completos con antenas, cada uno de ellos
mucho más pequeño que un grano de arena. Dichos microgranos pueden organizarse
en el interior del cuerpo formando las redes necesarias para alimentar toda una
serie de complejos procesos internos.
Imagínese enjambres de estos
nano-dispositivos, llamados motas, atacando un cáncer temprano o aliviando el
dolor a una herida o incluso almacenando información personal crítica de forma
cifrada y difícil de piratear.
Con el polvo inteligente, los médicos
serán capaces de actuar dentro de un cuerpo sin tener que abrirlo con un
bisturí y la información podrá ser almacenada dentro de cada persona, de forma
profundamente encriptada, hasta que el paciente decida desbloquearla.
9. Dispositivos de identificación
personal
Los chips de identificación personal
podrían utilizarse como medio de identificación de cada ciudadano.
El ejército de Estados Unidos ya
dispone de programas en marcha cuya finalidad es dotar a los soldados con chips
RFID (con identificación por radio-frecuencia) implantados, con los que
mantener un registro automático de las tropas repartidas por todo el mundo.
Muchos críticos sociales creen que la
expansión de este tipo de identificación es inevitable, a pesar de que plantean
cuestiones relativas a la violación de la privacidad.
Algunos lo ven como algo positivo:
mejora en la lucha contra el crimen, garantía de elecciones seguras
universales, una revolución positiva en el mundo de la información médica y la
respuesta a las enfermedades y acabar para siempre con las desapariciones de
niños y personas mayores.
Sin embargo otros ven en estos
dispositivos la sombra de la sociedad orwelliana perfecta: la llegada del Gran
Hermano que, sabiendolo todo y viéndolo todo, nos controlará a todos.
Incluso algunos lo ven como el primer
gran paso hacia la Singularidad, ese momento en que la humanidad se integrará
con las máquinas para crear un nuevo modelo de inteligencia sobrehumana.
LA
MODA QUE CAMBIARÁ EL MUNDO (SER POBRE).
Ya está empezando.
Se trata de una de las maniobras de manipulación
más geniales jamás realizadas, una auténtica obra maestra en el arte de manejar
la adormecida mente de la población.
Señoras y caballeros, prepárense, porque dentro de
poco, SE PONDRÁ DE MODA SER POBRE.
Y sí, hemos dicho que “se pondrá de moda”, porqué
en eso consiste precisamente la genialidad de esta manipulación: en vendernos
la escasez y la precariedad como si fueran un “producto” a desear.
Puede parecer algo increíble o incluso surrealista,
pero de hecho, la maniobra ya ha empezado de forma muy sutil durante la crisis
y ya está calando, gota a gota, en la mente de muchas personas.
Y es que el mundo está entrando en una fase radical
de transformación hacia un nuevo paradigma socio-económico, en el cual la
mayoría de la población vivirá en una situación mucho más precaria que la
vivida hasta ahora y para mantener el Sistema en pie durante esta delicada
transición, será necesario que los ciudadanos lo acepten de forma dócil y
controlada.
Es por esta razón por la que se llevará a cabo esta
obra maestra de la manipulación mental y social.
EL FUTURO QUE NOS ESPERA
Como hemos dicho, esta maniobra tiene mucho que ver
con el nuevo paradigma a nivel económico, político y social hacia el que se
encamina el mundo.
Una de las claves de este cambio de paradigma
radica en la necesidad de detener la sobreexplotación de recursos experimentada
hasta ahora, pasando de una industria basada en el petróleo y sus derivados,
hacia una nueva industria basada en fuentes de energía más eficientes y limpias
y hacia nuevos materiales como el grafeno.
Si a este necesario desmantelamiento de los
procedimientos industriales y energéticos actuales le añadimos la creciente
mecanización y robotización de la producción industrial y el uso de las nuevas
tecnologías, como por ejemplo, las impresoras 3-D, el resultado es obvio: cada
vez harán falta menos personas para realizar el mismo volumen de trabajo.
Eso implicará un crecimiento del paro estructural
en todos los países, es decir, unos niveles de desempleo crecientes e
irremediables y una precariedad laboral en forma de contratos de trabajo a
tiempo parcial y temporal, en sustitución de los contratos fijos indefinidos y por
lo tanto, un mayor nivel de privaciones y escasez para la mayoría de la
población mundial.
Dicho más crudamente: en el nuevo paradigma hacia
el que nos encaminamos, SOBRARÁ GENTE y por lo tanto, en promedio, todos
seremos mucho más pobres.
De hecho, la crisis prefabricada que estamos
viviendo, tiene este objetivo: sentar las bases para realizar esta
transformación a escala planetaria, de manera controlada y dirigida, para que
las mismas manos que manejaban el “antiguo régimen”, manejen también el “nuevo
régimen” hacia el que nos encaminamos.
Lo que estamos viviendo, en definitiva, es un
cambio de piel del Sistema, como lo haría una serpiente que se despoja de sus
antiguas escamas.
Así pues, para que la población trague con sus
nuevas circunstancias vitales, será necesario manipularla de alguna manera.
¿COMO LO HARÁN?
Básicamente, el primer paso consistirá en provocar
un giro radical en los anhelos de la población.
Es decir, cambiar el sentido de los sueños que nos
son inculcados por la sociedad.
Hasta ahora, hemos vivido en un mundo en el que el
máximo sueño de cualquier ciudadano debía ser la persecución de la riqueza
material.
La sociedad nos inculcaba desde bien pequeñitos que
el máximo triunfo que podíamos tener en la vida era ser ricos y famosos, poseer
coches caros, casas lujosas, yates, joyas y prestigio social.
Evidentemente, para la mayoría de la población, eso
solo significaba un anhelo, un sueño inalcanzable y debían conformarse con los
sucedáneos ofrecidos por la sociedad de consumo, en forma de piso, coche
propio, buen sueldo y vacaciones veraniegas.
Pero en el nuevo paradigma, eso debe cambiar, al
menos para un elevado porcentaje de la población.
La mayoría de nosotros no dispondremos, ni tan
solo, de esos pequeños lujos que antes nos parecían tan normales y por lo
tanto, será necesario inculcar en la ciudadanía un nuevo paquete de deseos y
anhelos que sustituyan a los antiguos, con el fin de evitar una frustración
generalizada que pudiera derivar en una rebelión incontrolable.
La clave radicará, no solo en que nos conformemos
con lo que tengamos, sino en que queramos conformarnos con ello, incluso
consiguiendo que hacerlo sea motivo de orgullo.
Y para conseguir tamaño milagro, utilizarán las
mismas técnicas que se utilizan para poner de moda cualquier movimiento social.
LA MODA DE SER POBRE
Cuando una persona se apunta a seguir una
determinada moda, movimiento ideológico o actitud social, lo hace con el fin de
incorporar los valores asociados al movimiento en cuestión.
Por decirlo de alguna manera, se trata de una
suerte de contrato psicológico, mediante el cual, al declararte seguidor de tal
o cual movimiento o moda, la sociedad te garantiza que tú, como individuo,
serás percibido por los demás como si tu persona incluyera los valores
asociados a tal movimiento.
Así pues, esta manipulación consiste en asociar a
la pobreza y a la escasez de recursos una serie de valores y actitudes que
impliquen algún tipo de prestigio social pre-fabricado.
Convertir la precariedad en algo “cool”, “guay”,
que “mole” y sobretodo, asociarle un sentimiento de SUPERIORIDAD MORAL.
Para conseguirlo, utilizarán 2 mecanismos básicos
de manipulación:
-Uno a nivel propagandístico, basado en la IMAGEN
EXTERNA, como si te vendieran un producto en forma de “conjunto de actitudes”
en las cuales reflejarte.
-Y un segundo mecanismo de CARÁCTER PSICOLÓGICO,
mediante el cual conseguir que cada uno de nosotros acepte la precariedad como
un motivo de orgullo.
EL REFERENTE EXTERNO
Durante décadas, la pobreza nos ha sido vendida
como una fuente de exclusión social, conflictos, drogadicción, delincuencia y
sufrimiento.
Pues bien, el giro consistirá en asociar valores
positivos a esta condición social, tales como: la solidaridad, la convivencia,
la hermandad, el compañerismo, el ingenio, la amistad y la obtención de la
felicidad a través de las pequeñas cosas, rechazando los lujos superfluos.
Y para conseguirlo, los medios de comunicación y la
industria del entretenimiento, se emplearán a fondo, hasta conseguir moldear nuestra
mente de nuevo y hacernos ver a los pobres y a los marginados como a los nuevos
héroes a seguir.
Para ello hará falta una oleada de ejemplos
mediáticos de toda índole:
personas en situación de precariedad, capaces de
compartir lo poco que tengan con los demás; ejemplos de convivencia extrema,
superando la barreras “caducas” de la raza o la etnia; gente que abandonó el
mundo del lujo superficial y han hallado la felicidad en una vida mucho más
modesta, repleta de valores “auténticos” como la amistad sincera y la
solidaridad, etc…
Y a todo ello deberemos añadir los imprescindibles
ejemplos de emprendedores que no se rinden ante la adversidad:
inventores ingeniosos, capaces de reciclar
productos de vertedero hasta convertirlos en objetos útiles; jóvenes que con
pocos recursos y mucho talento inventan aplicaciones de software y fundan
exitosas empresas de última generación; o valientes emigrantes que viajan de
país en país buscando un trabajo, sin “perder el tiempo entre lamentos o luchas
sociales infructuosas”.
Y es que el mensaje que nos inocularán con tan
brillantes ejemplos estará muy claro:
“En lugar de malgastar tu tiempo protestando o
luchando por cambiar las cosas, inviértelo en solidaridad y convivencia y
hallarás la felicidad”
LA REVOLUCIÓN ÉTICA
Pero esta maniobra mediática solo será la punta del
iceberg, pues quedará circunscrita en una manipulación mucho mayor: lo que
mucha gente interpretará como una Revolución Ética a escala planetaria.
Y debemos reconocerlo: probablemente será una obra
de teatro gloriosa.
Veremos a altos financieros juzgados, a políticos
defenestrados, a millonarios perseguidos por la justicia por sus evasiones de
impuestos y capitales; veremos caer bancos y gigantes que parecían intocables.
Incluso veremos caer al antiguo imperio y nacer un
mundo multipolar aparentemente más equilibrado.
Pero todo forma parte del plan: es necesario
escenificar la muerte del viejo mundo para crear el nuevo paradigma.
Así será como las multinacionales, arrastradas por
la oleada de la Revolución Ética se “verán obligadas” a ser más transparentes y
a rendir cuentas a la ciudadanía y con ellas, todas las personas poderosas y
los mismísimos políticos.
Pero que nadie se engañe: en realidad, el control y
la vigilancia a los ricos será el subterfugio utilizado para después poder
controlar y vigilar a toda la población de forma draconiana.
Ese es el plan, pero entre los vítores y el júbilo
generalizado, nadie se percatará de lo que realmente está sucediendo y de
cuáles son los oscuros objetivos finales.
La población, con su proverbial ingenuidad, creerá
que la justicia está triunfando y se conformará con pequeños gestos y dádivas
simbólicas.
Un ejemplo de ello será el establecimiento de una
renta básica universal, un mecanismo necesario para la subsistencia de las
personas sin empleo o con trabajos precarios y que a la larga se convertirá en
una extraordinaria herramienta de control sobre los individuos dependientes de
ella.
Así será la Revolución Ética: el mayor engaño que
viviremos en nuestras vidas.
Parecerá ser una nueva filosofía para un nuevo
mundo, aparentemente más solidaria, más igualitaria y menos consumista, acorde
con los movimientos que se están iniciando en estos momentos. Los antiguos
lujos y la ostentación del pasado serán rechazados y se abrazará la austeridad
y la sostenibilidad ecológica como un nuevo tesoro.
Los nuevos referentes serán personajes del estilo
del Papa Francisco o el Presidente José Mújica de Uruguay. Críticos con las
riquezas y los dispendios sin sentido, defensores de los pobres, los
necesitados y la justicia social.
Líderes con los zapatos gastados y los calcetines
zurcidos…quizás algunos de ellos sinceros en sus posturas, pero
instrumentalizados por un mal mayor que no saben intuir.
Mucha gente creerá que está viviendo una especie de
revolución mental y que todo ha cambiado…pero como decimos, todo forma parte
del plan.
Es necesario que sea así.
Es necesario que sea así.
Porque en realidad, los mismos poderes que ahora lo
gobiernan todo, liderarán la transición al nuevo mundo.
Ellos decidieron en su momento que ansiáramos
tesoros y ahora conseguirán que ansiemos chatarra.
LA FUERZA DE LAS MODAS
Esto quizás os pueda parecer una exageración. A
muchos os parecerá imposible que la escasez y la austeridad vital se conviertan
en algo fácilmente aceptable entre la población.
Y más viniendo de épocas de abundancia y un
relativo bienestar.
Pero desgraciadamente, hemos llegado a tal punto de
borreguismo que accionando los resortes adecuados se puede condicionar a la
población para que haga cualquier cosa.
Las diferentes modas son un buen ejemplo de ello.
Una persona de los años 40 jamás habría creído que
algún día la gente llegaría a pagar dinero por llevar unos pantalones
descoloridos, rotos, arrugados y llenos de agujeros, o unos pantalones caídos
con los que enseñar los calzoncillos, o que mucha gente se perforaría partes
del cuerpo para insertarse fragmentos de metal.
Les habría parecido imposible.
De hecho, no hace falta retroceder tanto: hace tan
solo diez años, cuando David Beckham representaba la apoteosis de la
metrosexualidad, nadie habría creído que en poco tiempo se pondría de moda
llevar barba de mendigo.
Pero literalmente, los medios de comunicación,
incluidos Internet y las redes sociales, pueden poner de moda cualquier cosa y
conducir el rebaño adonde convenga.
Así será como, por ejemplo, los pobres acabaremos
comiendo insectos y nos deleitaremos con ello.
Literalmente, las élites conseguirán que “la chusma
coma bichos” mientras ellos comen filetes de ganadería ecológica.
La campaña para conseguirlo ya ha comenzado. La
propia ONU, a través de la FAO (la organización de las Naciones Unidas para la
alimentación y la agricultura) ya ha inoculado la idea en el imaginario público
y las televisiones generalistas ya empiezan a darle el eco adecuado.
Solo falta el detonante: que alguien famoso, joven
y guapo coma “deliciosos bichos fritos” haciendo una pose ante las cámaras o en
una película taquillera y ya tendremos a miles de borregos siguiendo la moda.
Si en su momento alguien consiguió convencernos a
todos de que las asquerosas huevas de un pez eran el manjar mas lujoso y
deseable del mundo, ¿cómo no conseguirán que nos comamos las cucarachas y los
gusanos?
En el mundo actual, para instaurar cualquier costumbre
o idea, solo hace falta un buen “envoltorio” y otorgarle el marchamo de la
legalidad, la oficialidad o el prestigio social.
Ahí está, como ejemplo, la oportuna legalización de
la marihuana por parte de los gobiernos, en el momento justo y adecuado, pues
será el tranquilizante necesario para que la población acepte la situación que
se avecina de forma sumisa.
Y encima ganarán dinero con ello vía impuestos y
dosificarán y monitorizarán su consumo, convirtiéndola en otra herramienta de
control…
Justo cuando el tabaco está siendo
perseguido…curioso, ¿no?
Y quién sabe lo que nos puede deparar el futuro:
quizás asistamos a la completa legalización y regulación de la prostitución a
escala planetaria, asociándole a la conocida como “profesión más antigua el
mundo”, un aire de glamour y sofisticación…
¿Acaso no sería una forma inteligente de
“dignificar” una actividad tan necesaria para la supervivencia en un mundo con
recursos precarios?
Como en el caso de la pobreza, solo hace falta
asociarle valores positivos…
Tiempo al tiempo.
LA PUERTA DE EMERGENCIA
En todo caso, siempre dejarán abierta una puerta de
emergencia, una válvula de escape de la situación de pobreza, en forma de
esperanza de cambio.
Por mucho prestigio que se le asocie a la
precariedad, siempre quedará el sueño de ganar mucho dinero y acumular bienes
materiales, a través de mecanismos típicos, que ya son conocidos por todos
nosotros: el golpe de suerte, el genio emprendedor o el talento premiado por
las élites, al más puro estilo del cantante que triunfa en Factor X.
Y es que sin esa posibilidad de acceso virtual a la
“clase superior”, el Sistema tarde o temprano, resultaría insostenible.
Por lo tanto, siempre mantendrán esa ilusión,
propia del cuento de La Cenicienta, por falsa que sea en realidad…
MECANISMOS PSICOLÓGICOS
Pero para convertir la pobreza en una “moda a
seguir”, la clave reside en asociarle un sentimiento de orgullo, en forma de
SUPERIORIDAD MORAL.
De hecho, éste mecanismo ya existe y actualmente se
está viendo potenciado.
Hay un desprecio cada vez más descarnado hacia los
poderosos por parte de la población, sean éstos grandes empresarios,
financieros o políticos.
La población les ha asociado a todos ellos
conceptos relacionados con la maldad, el abuso y la corrupción, de manera que,
poco a poco, va calando hacia estas clases pudientes un justificado y creciente
sentimiento de desprecio moral.
Si en contraste, se asocian valores positivos a la
escasez, con el tiempo, las personas con menos recursos se sentirán superiores
moralmente a los ricos y poderosos.
Se creará un cierto “orgullo de pobre” y serlo, de
alguna manera, se “pondrá de moda”.
Pero lo peor, es que, en contra de lo que pueda
parecer, este sentimiento de superioridad moral será una cadena que
inmovilizará a la población, evitando un estallido que lo cambie todo.
Ese “orgullo de pobre”, actuará como un bálsamo
ante la indignación, transformando la frustración por el trato recibido en un
sentimiento positivo y tranquilizador ante uno mismo y ante los demás.
Algo así como la versión actualizada del viejo
mensaje religioso: “los ricos y los ostentosos serán castigados por Dios y los
pobres sumisos irán al cielo”
Un fantástico subterfugio psicológico con el que
nobles y clérigos mantuvieron, durante siglos, la cabeza sobre los hombros
mientras disfrutaban de la vida a costa de las empobrecidas masas campesinas,
por mucho que éstas los odiaran…
Aquí reside la genialidad de la maniobra.
LA GRAN VIRTUD DEL SISTEMA
Y es que ésta es la gran virtud del Sistema: su extraordinaria
capacidad para, de forma sibilina y sutil, desviar la energía que inicialmente
va en su contra para acabar usándola en su propio beneficio.
Esto es exactamente lo que está a punto de suceder.
Y no podemos permitirlo.
Estamos ante una gran oportunidad porque cada vez
hay más gente que está “despertando”.
Cada vez más gente se da cuenta de que el mundo en
el que vivimos es insostenible, que todo lo que nos rodea es un gran engaño y
que el modo de vida que nos han inculcado es absurdo y superficial.
Cada vez más personas buscan un nuevo sentido a sus
existencias y buscan la manera de despojarse de las cadenas que aprisionan su
mente.
Muchos no saben encontrar las palabras para expresarlo y otros no saben concretar lo que sienten, pero cada vez son más las personas que intuyen que es necesario un cambio radical.
Muchos no saben encontrar las palabras para expresarlo y otros no saben concretar lo que sienten, pero cada vez son más las personas que intuyen que es necesario un cambio radical.
Más gente harta de entregar su tiempo de vida a la
acumulación de dinero y bienes materiales, que saben que el germen de un nuevo
mundo, mejor y más justo, anida en su interior.
Y esa es una idea que puede destruir al
Sistema…pero el Sistema, sabe muy bien como aprovecharla en su propio
beneficio.
Desgraciadamente, si no reaccionamos adecuadamente,
estos sentimientos tan nobles serán vaciados de sentido y perderán su fuerza
transformadora hasta convertirse en una pose viciada y conformista, en una moda
cuyo único objetivo será que no se plasmen jamás en un cambio real y profundo.
Solo servirán para que el Sistema mude de piel.
Mucha gente verá los despojos de la vieja piel
abandonada y creerá que la serpiente ha muerto.
Pero la serpiente solo muere cuando le cortan la
cabeza y eso es precisamente lo que debemos hacer, aunque sea una tarea ardua,
peligrosa y desagradable.
Porque sino, corremos el peligro de que esa
energía, capaz de cambiar la humanidad por completo, se convierta en el
hormigón con el que construirán los muros de la nueva prisión.
Unos muros mucho más altos y mucho más gruesos que
los anteriores, aunque al final los pinten del color del cielo…
EL GRAN ENGAÑO DEL PROGRESO
¿Qué es el progreso?
¿Lo que vivimos actualmente es auténtico progreso?
¿Realmente el ser humano ha progresado con el paso de los milenios?
Estas son preguntas que prácticamente nadie pone sobre la mesa, porque
el común de la sociedad las considera absurdas.
Preguntas que aparentemente no tienen ningún sentido a la luz de las
tecnologías y los avances científicos que nos rodean.
Pero de hecho, es el momento idóneo para plantearlas y afrontar las
consecuencias de las posibles respuestas.
Sin duda, la mayoría de personas afirmarán que la humanidad sí ha
progresado y que ese progreso ha sido más acusado que nunca en los dos últimos
siglos y que, por lo tanto, discutirlo no tiene ninguna lógica.
Pero algunos dudamos muy seriamente de que esto sea así y podemos
argumentarlo…
ESTO NO ES PROGRESO
Pongamos las cartas sobre la mesa: la tesis que sostiene este artículo
es que no hemos progresado en absoluto.
Aún peor, nuestra tesis es que, de hecho, con el paso del tiempo, hemos retrocedido.
¿En qué nos basamos para realizar una afirmación tan temeraria?
Si nos fijamos en la definición de “progreso” y “progresar” que nos
ofrece el diccionario, los define como “avances” y “mejoras”.
Y he aquí la cuestión.
Definición diccionario RAE
progresar 1. intr. Avanzar, mejorar, hacer adelantos en determinada materia.
progreso (Del lat. progressus). 1. m. Acción de ir hacia adelante. 2. m. Avance, adelanto, perfeccionamiento.
progresar 1. intr. Avanzar, mejorar, hacer adelantos en determinada materia.
progreso (Del lat. progressus). 1. m. Acción de ir hacia adelante. 2. m. Avance, adelanto, perfeccionamiento.
Un paso atrás
Como sucede con los demás animales, necesitamos una serie de elementos
para vivir; básicamente agua, comida y un entorno adecuado en el que habitar.
La naturaleza pone estos elementos a nuestra disposición desde que
nacemos, de forma libre y gratuita.
Lo único que necesitamos para hacernos con ellos es emplear nuestro
tiempo y nuestras energías en conseguirlos para garantizar nuestra
subsistencia.
Ésta es la posición de la que parte la humanidad, igual que sucede con
el resto de animales.
Sentadas estas bases, es muy fácil deducir lo que sería un “auténtico
progreso”.
El ser humano habría progresado de forma efectiva si al nacer tuviera la
seguridad de que no tendrá que preocuparse ni por su subsistencia ni por su
alojamiento y que podrá emplear la mayor parte de su tiempo de vida al
conocimiento, la creatividad, el descubrimiento o el placer.
Dicho en otras palabras: el progreso consiste en no vernos atrapados en
las mecánicas de subsistencia que afectan al resto de animales y en poder
invertir nuestro tiempo de vida en el pleno desarrollo de nuestro intelecto
superior.
Eso sería progresar, desde el punto de vista humano.
¿Pero lo hemos conseguido? La respuesta, claramente, es negativa.
Los humanos seguimos dedicando la mayor parte de nuestras vidas a
garantizar nuestra subsistencia y nuestro hábitat.
Lo único que ha cambiado es la forma de hacerlo, infinitamente más
enrevesada y elaborada, fruto de la tremenda complejidad de la sociedad que
hemos construido: pero cada uno de nosotros necesitamos trabajar continuamente
para conseguir agua, comida y un alojamiento.
Así pues, la humanidad ha sido incapaz de superar sus dependencias
naturales más básicas y por lo tanto, en este aspecto, no hemos avanzado ni un
ápice, por más vueltas que le demos.
Sin embargo, paradójicamente sí ha cambiado nuestra relación con los
elementos que garantizan nuestra subsistencia. Porque hemos perdido el libre
acceso a aquello que nos ofrecía gratuitamente la naturaleza, es decir, el
agua, la comida y el entorno.
Ahora, a diferencia de nuestros antecesores primitivos, ya no podemos
acceder libremente a los recursos naturales.
La propia complejidad del mundo que hemos creado nos lo imposibilita y
nos obliga a depender, cada vez más, de intermediarios para acceder a esos
bienes; intermediarios que se arrogan un control y un poder sobre los recursos
naturales que no les corresponden.
Actualmente hay toda una sociedad estructurada que se interpone entre
cada individuo y lo que la naturaleza le ofrece gratuitamente.
En conclusión pues, no solo no hemos avanzado, sino que de hecho, hemos
retrocedido.
Desde el inicio de los tiempos, como individuos libres nacidos en este
planeta, hemos dado un paso atrás, aunque dispongamos de millones de
espectaculares chismes tecnológicos, avances científicos alucinantes y una
sociedad extraordinariamente complicada.
Y esta realidad, nadie la quiere afrontar.
PARA QUÉ SIRVE LA TECNOLOGIA
Y esto nos arroja de cabeza a uno de las grandes contradicciones que
estamos viviendo: y es que la tecnología no tiene nada que ver con el progreso
real.
En el fondo, la tecnología y la ciencia no nos han aportado ningún
progreso sustancial y profundo, porque como hemos dicho, nuestras dependencias
iniciales siguen permaneciendo intactas.
El fundamentalismo científico-tecnológico
Ahora mucha gente interpretará erróneamente que estamos criticando el
avance científico y tecnológico, arrastrados como están por esta nueva
corriente que todo lo inunda y que podríamos calificar como fundamentalismo
científico-tecnológico: una suerte de fanatismo basado en la adoración ciega al
avance tecnológico y científico más allá de las consecuencias finales que este
implique.
Y es que este tipo de personas responden automáticamente, como si
alguien accionara un resorte en su interior.
Cuando alguien pone en duda el uso que hacemos de la ciencia o la
tecnología, empiezan a hablar atropelladamente de grandes avances en medicina,
lucha contra las enfermedades, aumento de la esperanza de vida, avances
tecnológicos en forma de todas suerte de vehículos, viajes a la luna y
exploración espacial.
Y una vez centrado el marco de discusión donde a ellos les interesa, es
decir, en los aspectos más superficiales y aparentes de estos avances, acusan a
sus interlocutores poco menos que de “retrógrados que pretenden volver a vivir
en cuevas o en los tiempos de la peste negra”.
Una respuesta tan ridícula como si, a alguien que osara criticar al
gobierno o a las estructuras del poder, le respondieran que “pretende instaurar
el caos y que es amante del crimen y el salvajismo”.
La suya pues, es una posición, en cierto grado, extremista.
Y es que por lo visto, en su visión distorsionada de la realidad, la
humanidad debe estar, forzosamente, al servicio de los instrumentos que crea y
no al revés.
Para ellos, todo descubrimiento o avance es como un nuevo territorio que
debe ser colonizado por obligación, sí o sí, aunque se trate de una tierra
yerma y repleta de residuos tóxicos y alimañas venenosas.
En sus manos el avance científico y tecnológico se ha convertido en un
sinsentido, en un servilismo ciego a la herramienta por el simple hecho de que
ésta existe, sin que importe la función original para la que fue creada.
Dice el proverbio que cuando el sabio señala la luna, el necio mira su
dedo. Pues en su caso, confundir la tecnología con el progreso viene a ser como
mirar el dedo…
Eso explica cómo y por qué hemos llegado a la situación en la que
estamos.
Un instrumento mal usado
Lo que deberían comprender estos fundamentalistas tecnológicos es que
cuando afirmamos que la tecnología no ha servido para generar un progreso real,
en ningún caso pretendemos criticar a la tecnología o al avance científico en
sí, porque hacerlo seria caer en el absurdo.
Sería tan ridículo como criticar la existencia de los telescopios, las
sartenes o los violines. O como criticar la fisión nuclear, la electrolisis o
la mecánica cuántica.
Los avances tecnológicos y científicos solo son meros instrumentos, y
como tales pueden ser utilizados de una u otra manera dependiendo de quién y
cómo los utilice.
Por lo tanto no son ni “buenos” ni “malos”.
¿Una sierra mecánica es algo malo? No. Es una herramienta muy bien
ideada. Pero en manos de un loco puede hacer mucho daño.
Eso es lo que decimos: que no hemos sabido utilizar adecuadamente estos
maravillosos avances y que por nuestra propia culpa, no han generado un
progreso real, sino un conjunto de nuevas dependencias y esclavitudes a nivel
vital, encarnadas en una complejidad cada vez más inasumible.
Y eso no es lo peor.
Lo más grave es que los extraordinarios avances que estamos realizando,
nos están conduciendo, irremisiblemente, al momento más peligroso de la
historia de la humanidad.
A un punto sin retorno.
¡NO ES UN PROBLEMA CÍCLICO!
De nuevo, cuando afirmamos que el momento que la humanidad está viviendo
es crítico y que nuestras propias creaciones ponen en peligro nuestra esencia
como seres humanos, salen de nuevo al asalto las hordas programadas por el Sistema.
Su respuesta, al unísono, como una brigada de loros entrenados, es
invariablemente la misma: “¡Este punto de vista es absurdo! ¡Sois unos
retrógrados! ¡Tenéis miedo al progreso!”
Y acostumbran a culminar tales afirmaciones con su “sabia visión” de la
evolución humana:
“La revolución tecnológica que vivimos ahora es análoga a la revolución industrial. La historia se compone de ciclos que se repiten y no vivimos, ni un punto culminante, ni un punto sin retorno, sino solo una etapa más de nuestra evolución constante, como tantas otras hasta ahora”
“La revolución tecnológica que vivimos ahora es análoga a la revolución industrial. La historia se compone de ciclos que se repiten y no vivimos, ni un punto culminante, ni un punto sin retorno, sino solo una etapa más de nuestra evolución constante, como tantas otras hasta ahora”
Y en parte tienen razón. Los ciclos se repiten a lo largo de la
historia.
Pero desgraciadamente, cuando tienes la mente plana, lo ves todo en dos
dimensiones.
Y ese es el problema que tienen fundamentalmente estas personas: son
incapaces de ver la tercera dimensión.
Porque efectivamente se producen ciclos repetitivos a nivel social,
político y económico.
Pero hay un elemento que no sigue ningún ciclo repetitivo, sino una
línea ascendente que lo cambia absolutamente todo: la evolución tecnológica y
científica.
Así pues, la evolución de las sociedades humanas no se compone de
círculos sobre un papel plano que van repitiéndose sin cesar.
Es más parecida a una escalera de caracol, en la que el eje vertical
corresponde a las transformaciones tecnológicas y científicas. Y como todos
sabemos, las escaleras sirven para cambiar nuestra posición y llevarnos a
nuevas alturas, inimaginables para alguien con una mente bidimensional.
Por eso afirmamos que el momento que está viviendo ahora mismo la
humanidad no tiene parangón y que no existen referentes pasados aplicables a lo
que se avecina.
Hacer previsiones basándose en situaciones del pasado, en este caso, es
erróneo.
Porque además, para añadir aún más dificultad a la hora de hacer
previsiones, resulta que esta escalera por la que estamos subiendo no tiene
todos los peldaños iguales.
La altura de los peldaños crece exponencialmente a medida que vamos
subiendo por ella y no podemos saber con seguridad cuál será el tamaño del
siguiente peldaño.
Cada escalón que ahora sube la humanidad es como mil escalones
anteriores y la proporción varía a cada escalón, porque la velocidad a la que
se producen nuevos descubrimientos científicos y nuevos avances tecnológicos es
cada vez mayor.
Por lo tanto, que nadie se deje engañar por las voces anestesiantes que
nos susurran al oído que “todo va bien y que ya hemos recorrido este camino con
anterioridad”.
La humanidad está andando una senda inexplorada y estamos entrando en un
territorio en el que cada paso que damos exige una responsabilidad mucho mayor
porque las consecuencias de cada paso dado en falso son incalculables.
Y esta es una responsabilidad compartida por todos y cada uno de
nosotros, que nadie, con un mínimo de conciencia, debería eludir.
EL PELIGRO ESTÁ EN EL PODER
La pregunta que todos debemos hacernos es:
¿La humanidad en general está realmente preparada para los alcances de
su propio intelecto? ¿Es capaz de tomar plena consciencia de las consecuencias
que tendrán sus actos?
Y es que si nos fijamos bien, nuestra conciencia como seres humanos
crece a una velocidad muy inferior a la que crecen nuestros propios avances
científico-técnicos.
Las ambiciones, la locura y los defectos humanos apenas han cambiado
desde hace siglos.
Sin embargo la tecnología y su poder asociado crecen década tras década
hasta límites inconcebibles.
Y ese desajuste aumenta sin cesar.
Dicho de otra manera, cuando disponíamos de una tecnología que nos
permitía fabricar espadas, nos matábamos con espadas.
Cuando hemos dispuesto de energía nuclear nos hemos arrojado bombas
atómicas.
Nuestra conciencia como seres humanos ha avanzado muy poco respecto al
poder del que disponemos.
Y no podemos cerrar los ojos a esta realidad.
En manos de locos
Los avances tecnológicos actuales serán usados por el mismo tipo de
personas malvadas y corruptas que los han usado hasta ahora a lo largo de la
historia, pero la diferencia es que ahora, las consecuencias de sus actos
pueden ser irreversibles.
Para entender mejor lo que estamos viviendo, pongamos un pequeño
ejemplo.
Hace unos siglos, los hombres más poderosos disponían de ejércitos a
caballo, con soldados que llevaban espada y vestían armaduras, mientras las
personas a las que dominaban iban a pie, blandían garrotes de madera y podían
ocultarse fácilmente en los bosques.
Ahora, las personas poderosas disponen de aviones de combate y misiles
nucleares con los que destruir el mundo entero y pueden monitorizar desde el
cielo hasta el último movimiento de cualquier persona vaya adónde vaya y
destruirla sin que pueda presentar oposición ni esconderse en ninguna parte.
Por lo tanto, la diferencia de entre el poder que albergan las personas
más poderosas y las menos poderosas ha aumentado exponencialmente, de forma
proporcional al propio avance tecnológico, mientras que la corrupción y la
maldad de los poderosos sigue intacta.
Antes era el hombre contra el caballo. Ahora es el hombre contra el
misil nuclear.
Digan lo que digan, esto no había sucedido jamás en toda la historia de
la humanidad.
Cada vez, un menor grupo de personas albergan un mayor poder en sus
manos y pronto, la situación será irreversible si no le ponemos remedio
inmediatamente.
¿Aún hay alguien tan inconsciente como para negarse a ver el peligro que
se cierne sobre todos nosotros?
¿POR QUÉ NO HAY UN PROGRESO REAL?
Hemos sacado en claro dos ideas sobre el avance científico-tecnológico
que ha experimentado la humanidad:
1-No se ha traducido en un progreso real del ser humano a la hora de
cubrir sus dependencias básicas
2-Nos ha conducido a una situación crítica, a lo que promete ser un
punto sin retorno y sin referentes previos.
Sin embargo, la gran mayoría de los avances técnicos y científicos se
han concebido, generalmente, con las mejores intenciones. La mayoría han sido
creados para un bien común.
Entonces, ¿cómo puede ser que, sistemáticamente, todo lo que creamos
“para bien” acabe siendo utilizado “para mal” y una vez tras otra, tengamos que
sopesar las ventajas y las desventajas de todas y cada una de las cosas que
inventamos?
Si tras cada invento, “hecho para un bien”, tienes que estar valorando
en cuánto te perjudica, es que nuestra evolución está resultando de lo más
ineficiente.
Es como si cada vez que besáramos a un ser querido, tuviéramos que estar
calculando cuantas enfermedades podemos transmitirle con el beso. Alguien que
se viera obligado a hacer esto estaría evidentemente muy enfermo y su primera
prioridad debería ser curarse, ¿No?
Pues así está la humanidad con cada avance que realiza.
Creamos medicinas y vacunas para curar las enfermedades, pero con el
paso de los años, vamos descubriendo los efectos secundarios nocivos que
provocan y las nuevas dolencias que causan.
Creamos vehículos fantásticos que nos permiten movernos a gran
velocidad, pero el petróleo del que dependen es fuente de guerras y
contaminación hasta el punto de dañar el equilibrio atmosférico del planeta.
Creamos fuentes de energía fabulosas como las centrales nucleares, pero
un solo fallo de una de ellas, nos aboca a una contaminación mundial sin
precedentes.
¿Cómo se puede ser tan torpe?
Ésto no tiene ninguna lógica.
Alguna cosa falla y evidentemente falla en el interior de nuestra mente,
a nivel comunitario y a nivel individual.
De hecho, nuestros propios avances científico-tecnológicos dan buena fe
de ello.
Con todo lo que hemos creado y con todo lo que conocemos, a estas
alturas podríamos garantizar que cada humano nacido en este planeta no tuviera
que preocuparse jamás, a lo largo de su existencia, ni por su sustento ni por
obtener un techo bajo el que vivir.
La ciencia y la tecnología nos lo permiten de sobra desde hace décadas:
podríamos dedicar la mayor parte de nuestro tiempo y energía vitales, no a
luchar por nuestra subsistencia como cualquier otro animal, sino a actividades
superiores de carácter creativo o intelectual.
Pero por lo visto, lo único que hemos conseguido con el paso de los
siglos ha sido crecer en número hasta poner en peligro los recursos planetarios
y vivir muchos más años que nuestros antepasados, para así poder trabajar aún
mas tiempo gastando recursos para garantizar nuestra subsistencia.
Y a eso lo hemos llamado “progreso”.
¡Es sencillamente ridículo!
Ha llegado pues, la hora de que dejemos de servir como zombis a esta
gran maquinaria y que nos hagamos, de una puñetera vez, las preguntas
necesarias.
¿Somos más felices que nuestros antepasados, sí o no?
¿Somos mejores seres humanos que en otros momentos de la historia, sí o
no?
¿El planeta y nuestro entorno en general está mejor o peor con cada día
que pasa, sí o no?
Y ante todo,
¿Qué estamos buscando?
¿Qué queremos ser?
¿Cómo queremos que sean nuestras vidas?
¿Cuáles son nuestros sueños?
Respondamos con sinceridad a estas preguntas y sabremos si el progreso
es real o si nos estamos engañando a nosotros mismos.
Vale la pena parar motores y discutirlo con detenimiento.
Aunque eso comporte el esfuerzo titánico de tener que levantar la mirada
de la pantalla del i-phone por unos momentos…
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A través de las irónicas vueltas de la historia el video recalca los ciclos contantes
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