El mundo no nos pertenece. Si tiene un dueño que es tan estúpido como para quererlo tal como es, que se lo quede. Dejémosle contar ruinas en lugar de edificios, cementerios en lugar de ciudades, lodo en vez de ríos y fango infecto en vez de mares.

Nunca dejes de luchar¡¡

'feminicidio o auto-construcción de la mujer

PARA QUE AUMENTE EL CONOCIMIENTO DEBE EXISTIR EL DESACUERDO. Y ESTE PROGRESO DEL CONOCIMIENTO SE PRODUCE A PARTIR DE LA ENUNCIACIÓN DE TEORÍAS AUDACES Y SU CONTRASTACIÓN Y DISCUSIÓN CRÍTICA. PARA EL AVANCE Y EL AUMENTO EN LA PROFUNDIDAD DEL CONOCIMIENTO SE PRODUCE A TRAVÉS DE PROPONER IDEAS AUDACES Y TRATAR DE PROBARLAS, DE CONVERSACIONES, DE DISCUSIONES, EN LAS QUE LOS INTERLOCUTORES, DESDE PUNTOS OPUESTOS, VAN DEFINIENDO CONSTRUYENDO UNA FORMA DE INTERPRETAR SU ENTORNO.

CAPITALISMO

CAPITALISMO
No es natural sentirse bien en un mundo enfermo, y lleno de injusticia

el problema

el problema

LAS VERDADES SON HECHOS.

LAS VERDADES SON HECHOS.

punk, oi, hard core

jueves, 1 de mayo de 2014


El caso arquetípico del fútbol
 
 
Si el fútbol fuera un juego, nada alrededor del mismo podría ser cuestionable. Sería tan sólo un entretenimiento, y nadie sería tan estúpido como para atacar una inocente distracción lúdica. Nada hay de insalubre en la diversión (al contrario),tampoco en el entretenimiento, ni en la distracción. Por nuestra parte, no encontramos nada censurable en que una persona se entretenga con un partido de fútbol; no obstante, el hecho de que millones de personas aparenten elegir el mismo partido de fútbol como único
entretenimiento posible, puede parecer sospechoso. Más sospechoso aún resulta que los noticiarios televisivos y periódicos dediquen al menos un tercio de su tiempo y espacio al fútbol.
 
Muchísimo más sospechoso resulta que ciertos partidos de fútbol sean verdaderos "actos oficiales" a los que asisten jefes de
estado, primeros ministros y familias reales. Pero, en verdad,
lo que supone ser delatador es comprobar la brutal huella que ha dejado el fútbol en la sociedad moderna, la función que aquel tiene en esta, y la cantidad de energía que moviliza algo en apariencia tan inocente como un juego. He aquí la primera declaración: el fútbol no es un juego. Todo lo aquí expuesto está lejos de ser un juego.
La cara oculta del fútbol tampoco es el hecho ya divulgado de que la organización internacional que administra este deporte (La
FIFA) esté carcomida por la corrupción, así como ha denunciado el periodista Andrew Jennings. Tampoco lo es la archiconocida dependencia del fútbol con las grandes multinacionales textiles deportivas que manufacturan sus productos en estados-taller con los que pactan condiciones infrahumanas para sus trabajadores.
Nada de esto resulta ser el aspecto oculto del fútbol, sólo parte de
su cloaca, bien asumida, bien disimulada, bien perfumada, pero por todos conocida.


Hay una presencia más oscura y más cotidiana del fútbol, y por eso mismo más imperceptible: la función que desempeña el fútbol en la ingeniería social del Nuevo Orden Mundial, la impactante influencia del fútbol en todos los aspectos de la sociedad moderna, la utilización del fútbol como potente herramienta con la que el massmedia hace su trabajo de control mental e hipnosis de masas.
Esta importancia del fútbol va más allá de la función del clásico “circenses” para el pueblo o, al menos, nunca antes ninguna fuerza imperial dispuso de los potentísimos medios de los que se sirve este moderno colisseo global. Todos los grandes grupos de massmedia tienen dos prensas especializadas que nunca faltan como periódicos de tirada regular: el económico y el deportivo. Si este gran grupo es europeo, ya sabemos a lo que dedica más de un tercio de su trabajo: ¡a informar sobre fútbol! Por supuesto, nada de esto es casual, ni es fruto de un noble amor por el deporte.
Función 1: A través del fútbol, se fijan e imponen los modelos filosóficos, comportamentales, estéticos (e incluso, de pura peluquería) que aspiran a ser aplicables a todas las razas, condiciones y edades de la nueva sociedad moderna.
Así, el futbolista de élite se presenta como un moderno Aquiles de plástico y gomina, un héroe vaciado de heroísmo que se convierte en un mero maniquí del perfecto triunfador global, una deidad invertida llevada al panteón publicitario de la moda pasajera.
 
El primer ejemplo triunfante de este completo modelo global fue David Beckham; tras este triunfo,le siguieron muchos otros como Freddie Ljungberg, Thierry Henry o Cristiano Ronaldo, todas figuras perfiladas en la Barclays Premier League inglesa.

En los países más pobres el modelo del futbolista se convierte en la única oportunidad de "integración social" para millones de niños y adolescentes. Poco importa el hecho de que esta oportunidad
sea una ilusión, y que sólo un porcentaje residual tenga acceso a una mínima profesionalidad como futbolista.
Este es el único sueño impuesto a chavales de la África rural, el extrarradio porteño o la favela brasileña. Su situación desesperada de acorralamiento hace que se depositen todas las energías en la única vía de escape concebible. En esta situación, es donde la FIFA, a través de su proyecto “Goal”, trabaja en enternecedoras campañas filantrópicas en las que se regalan a las poblaciones más pobres, pelotitas de fútbol y camisetas firmadas por el astro de turno.

Se trata de imponer una única vía de supervivencia: una vía que saca de una miseria para llevar a otra miseria diferente, una vía que permite pasar de la desnutrición a las mansiones grotescas, los coches deportivos de lujo, y la prostitución de alto standing. Se entenderá fácilmente que todo este entramado sólo genera (a unos y a otros,tanto al individuo como socialmente) un único sentimiento: frustración.
Función 2.-Otra función que el fútbol desempeña, esta con respecto al aficionado, es una bien reconocible: la canalización de la tensión nerviosa hacia una actividad estéril. Así, a través de los medios de comunicación, todo el descontento, la insatisfacción y la rebeldía que podrían motivar un cuestionamiento crítico por parte del individuo, van destinados a la afición futbolística. Se entenderá así porqué los más fervientes aficionados al fútbol son los individuos más alejados de cualquier práctica deportiva. La energía destructiva generada en el individuo por la vida moderna, es condensada en "noventa minutos de odio". Durante ese tiempo, el pacífico ciudadano puede insultar, juzgar, reclamar, patalear y criticar a su antojo, siempre dentro del contexto ad hoc: el fútbol.
Función 3: La afición al fútbol de clubes, el pertenecer a un equipo, el "sentir los colores" supone ser un ejercicio devocional cuanto menos curioso: se trata de apoyar sentimentalmente a un colectivo sin ideología, sin ninguna base de cohesión intelectual, sin ninguna identidad natural, que no representa ya a ninguna raza, pueblo o ciudad, que no está unido por valor común alguno.
Sólo tienen una única finalidad bien explícita: la victoria consistente en superar al rival en un parcial numérico. Esa es la tercera función que desempeña el fútbol en el Nuevo Orden Mundial: entrenar a la población en el fervor descerebrado, en la devoción mística del cordero, en la lealtad del rebaño, es decir, en el fanatismo corporativista.

Les habrá que se pregunten por qué precisamente es el fútbol el deporte escogido y no otro. Si existe una respuesta adecuada a esa pregunta, estará en la estructura y el origen mismo del fútbol, que -como todo el mundo sabe- es inglés.
Es indudable que la expansión del fútbol está estrechamente relacionada con el imperialismo británico, y nadie puede negar que el fútbol es el deporte más popular, como la lengua inglesa es la lengua más hablada o la música pop el folclore más bailado.
El equipo de fútbol original estaría formado por 13 (12+1) miembros, siendo este 13 (descompuesto en 12+1) un simbolismo harto abusado por las logias francmasonas inglesas del siglo XIX. El simbolismo del número 13, ilustrado con la figura
cristiana de “los doce apóstoles y el Mesías”, estaría en toda la estructura, ritualística y gradación del Rito Escocés.
El fútbol ha llegado a ser hoy en día: una poderosa herramienta de control mental al servicio de los arquitectos globales, un péndulo de hipnosis de masas en manos del massmedia, una plataforma de manipulación social nunca antes conocida.
 

LO GLOBALIZARON TODO (O CASI)

 


GLOBALIZARON A SU DIOS Y EL CULTO AL DINERO SE IMPUSO EN TODOS LOS RINCONES DEL PLANETA. SE DIO POR FINALIZADO EL COMBATE RELIGIOSO POR IMPONER AL VERDADERO DIOS, TODO EL MUNDO QUEDÓ CONVENCIDO Y ASÍ NOS PROPUSIMOS ADORARLE HASTA LAS ÚLTIMAS CONSECUENCIAS, UNIFICANDO LOS DIFERENTES CULTOS EN UNO SÓLO Y CON UN SÓLO PRECEPTO: “HARÁS CUALQUIER COSA POR POSEERME”

 

GLOBALIZARON LA GUERRA Y ENFRENTARON A LOS QUE JAMÁS TUVIERON GANAS DE HACERLO, CONSIGUIENDO CONVERTIR EL PLANETA EN UN ENORME CAMPO DE BATALLA DONDE EL ASESINATO ES LA CARA HABITUAL DE LA VIDA Y DONDE UNO PUEDE ALEGRARSE DE QUE EN SU TIERRA SE FABRIQUEN LAS ARMAS QUE MATAN A CUALQUIERA EN CUALQUIER PARTE DEL MUNDO.

 

GLOBALIZARON EL HAMBRE HASTA CONVERTIRLA EN TAN NORMAL QUE PASÓ DESAPERCIBIDA ANTE NUESTROS OJOS Y EMPEZAMOS A VERLA COMO ALGO TAN NATURAL QUE PENSAMOS QUE PASAR HAMBRE ERA BUENO PARA LA SALUD.

 

GLOBALIZARON EL AFÁN DE TENER, DE POSEER. Y NOS ENCONTRAMOS CON UN MUNDO EN QUE TODO TIENE PROPIETARIO Y POR TANTO TODO ES SUSCEPTIBLE DE SER VENDIDO: LOS SERES VIVOS, LOS INERTES, EL AGUA, LA LUZ, LA TIERRA, EL CIELO, HASTA LA LUNA ES OBJETO DE COMPRA-VENTA.

 

GLOBALIZARON LA PRODUCCIÓN DE TODO TIPO DE INUTILIDADES Y CONSIGUIERON QUE LA MISERIA SE EXTENDIERA IMPARABLEMENTE POR TODO EL PLANETA MIENTRAS UNOS POCOS LLENABAN SUS BOLSILLOS CON ESA MISERIA.

 

GLOBALIZARON LA DEMOCRACIA Y LA AUSENCIA DE LIBERTAD SE HIZO MÁS PATENTE QUE NUNCA.

 

GLOBALIZARON LA CULTURA Y LA COMIDA BASURA APARECIÓ HASTA DEBAJO DE LAS PIEDRAS MIENTRAS LA POESÍA ERA DESTERRADA A UN UNIVERSO PARALELO.

 

LO GLOBALIZARON TODO, O CASI TODO. SE OLVIDARON DE NOSOTROS, DEL SER HUMANO. PARA NOSOTROS TENÍAN UN PLAN DIFERENTE, TOTALMENTE CONTRARIO.

 

NOS ATOMIZARON, NOS INDIVIDUALIZARON, NOS CONVIRTIERON EN SERES INCONEXOS PARA HACERNOS CREER QUE ÉRAMOS ÚNICOS MIENTRAS NOS TRANSFORMABAN EN UNA MASA AMORFA Y HOMOGÉNEA INCAPAZ DE RECONOCERNOS COMO IGUALES. ANULARON NUESTRA CAPACIDAD DE GLOBALIZAR LOS SENTIMIENTOS, DE EMPATIZAR, DE AMAR, DE SENTIRNOS COMO UNO SÓLO FRENTE A SU MUNDO SALVAJE Y MISERABLE. CONSIGUIERON ARRASTRARNOS Y SITUARNOS EN LA POSICIÓN JUSTA QUE DEBÍAMOS OCUPAR PARA QUE TODA LA MAQUINARIA DE MISERIA Y MUERTE QUE SUPONE SU GLOBALIZACIÓN FUNCIONARA A LAS MIL MARAVILLAS. NOS IMPUSIERON Y NOS DEJAMOS HACER UN MOLDEAMIENTO A MEDIDA DE LA INJUSTICIA Y EL DOLOR QUE HA SUPUESTO SU MODELO.

 

ASÍ NOS CONVERTIMOS EN SERES CAPACES DE DEVORAR CUALQUIER PRODUCTO, A CUALQUIER PRECIO, DE CUALQUIER PARTE DEL PLANETA PERO QUE NO CONSEGUIMOS VER EL DOLOR A NUESTRO LADO, NI SIQUIERA EN NOSOTROS MISMOS.

 

SOMOS INCAPACES DE RECONOCER QUE NOS GOLPEABA A DIARIO UN LÁTIGO QUE NOS HACE UN POCO MÁS SERVILES CADA DÍA, UN POCO MÁS INÚTILES COMO PERSONAS.


LO GLOBALIZARON TODO Y NOS CONVERTIMOS EN NADIE, EN NADA.
 
¿ACASO NO MERECE LA GUERRA?



la Publicidad, preparar consumidores  Manipulación desde la infancia

 

VIENE LO PEOR  NO AL  FRACKING


Autodefensa para "mujeres" y otras corporalidades en riesgo por el heterocapitalismo


Las otras mujeres del Mundial

“Brazuca” se llama la pelota oficial del mundial; pero las manos que la fabrican están muy lejos del país al que hace honor el nombre. En Sialkot, cerca de la frontera pakistaní con India, una fábrica con 1400 trabajadores elabora este componente vital de la parafernalia mundialista; allí, mujeres cubiertas de pies a cabeza con su atuendo tradicional, con el velo cubriendo sus cabezas, se encargan manualmente de algunos de los pasos finales de la fabricación del preciado balón. En Sialkot, como en Brasil o Argentina, la precarización tiene cara de mujer. Una trabajadora de una de las tantas fábricas de elementos deportivos características de esta ciudad trabaja un promedio de 10 horas por día, por un sueldo mucho menor al de sus pares masculinos. El 90% de las trabajadoras en Pakistán no tiene ningún tipo de contrato formal ni cobertura social, y no se les permite afiliarse a los sindicatos. En este país donde el 25% de la población vive bajo el umbral de la pobreza, cada año centenares de mujeres son asesinadas en los llamados “crímenes de honor”; para salvar el “buen nombre” de la familia por una falta que haya cometido cualquiera de ellos, se condena a muerte o violación múltiple a una de las mujeres que la integran.

Ningún ‘jogo bonito’
La realización del Mundial no hizo sino empeorar la situación de grandes sectores de la población del país, además de provocar indignación por el despilfarro y los negociados en torno al evento. Mientras el gobierno lleva invertidos 15.000 millones de dólares en el Mundial, una de cada cuatro personas sobrevive con un salario mínimo de US$ 310, cuatro veces menos de lo que cuestan algunas entradas al evento. Los preparativos llevan mucho tiempo, e incluyeron la militarización de las ciudades donde habrá partidos, el desalojo violento de más de 150.000 habitantes de los barrios más pobres, y la muerte de obreros de la construcción por el aceleramiento en las obras, a pedido de la FIFA. Mientras Adidas fabrica pelotas en Pakistán aprovechando la mano de obra barata, es una de las multinacionales que se beneficia con los US$ 680 millones en exenciones impositivas en Brasil. Pero el gobierno del PT no se la está llevando de arriba: “el pueblo ‘alegre y pasivo” brasileño fue sustituido por un pueblo luchador, un pueblo de reivindicaciones y sueños que no siempre caben en el fútbol y las telenovelas” . Choferes de autobús, recolectores de residuos, petroleros, bancarios, la comunidad educativa de la USPI y los trabajadores del subte y los aeropuertos están entre los sectores que vienen saliendo a luchar con dureza por sus reivindicaciones, demostrando junto a los miles de manifestantes en las calles, que no van a dejarse encandilar por los fuegos de artificio de ningún espectáculo.

IGNORANCIA SISTEMATIZADA 
 ESTO ES NORMAL PARA EL DESARROLLO
OTRA SEÑORITA QUE SE HACE LA GRACIOSA MOSTRANDO COMO NOS VEN
LA CARA DE IDIOTAS DIA TRAS DIA Y COMO LOS ZOMBIES IGNORANTES ACEPTAMOS TODO
COMO SI NADA



#Brasil2014: Nada que celebrar. Nothing to celebrate


MUJERES BRASILEÑAS: Del icono mediático a la realidad (subtítulos en castellano)




El futbol como anestésico cerebral - Virgilio Caballero hablando claro con Rubén Luengas


 
Futbol, el circo en la era informática

México...Siempre Güey




Videngris - IV (Proudhon)

















Tocata y Fuga (Violeta Parra) - Colectiva Sonera Nostalgia Campesina

















La bancarrota de las creencias

La fe tuvo su tiempo; tuvo también su quiebra ruidosa. No quedan en pie a estas horas sino solitarias ruinas de sus altares.
Si preguntáis lo mismo a las gentes cultas que a las que llevan todavía taparrabo intelectual, y quieren contestaros en conciencia, os dirán que ha muerto para siempre la fe; la fe política, la fe religiosa, hasta la fe científica, que ha defraudado tantas esperanzas.
Muerto todo el pasado, las miradas giraron anhelantes hacia el sol naciente. Las ciencias tuvieron sus himnos triunfales. Y sucedió que la multitud diose nuevos ídolos y ahora mismo andan los conspicuos de las creencias nuevas predicando a diestro y siniestro las excelsas virtudes de la dogmática científica. La peligrosa logorrea de encomiásticos adjetivos, la charla sempiterna de los sabios de guardarropía, nos pone en trance de que con razón se proclame la bancarrota de la ciencia.
En realidad, de verdad, no es la ciencia la que quiebra en nuestros días. No hay una ciencia; hay ciencias. No hay cosas acabadas; hay cosas en perpetua formación. Y lo que no existe no puede quebrar. Si se pretendiera todavía que aquello que está en constante elaboración, aquello que constituye o va constituyendo el caudal de los conocimientos, hace bancarrota en nuestra época, demostraríanos únicamente quien tal dijere que buscaba en las ciencias lo que ellas no pueden darnos. No quiebra la labor humana de investigar y conocer; lo que quiebra, como antes quebró la fe, son las creencias.
La comodidad de creer sin examen o después de deliberación madura, unida a la pobreza de la cultura general, ha dado por resultado que a la fe teológica haya sucedido la fe filosófica y más tarde la fe científica. Así, a los fanáticos religiosos y a los fanáticos políticos siguen los creyentes en una multitud de
ismos que si abonan la mayor riqueza de nuestros entendimientos no hacen sino confirmar las atávicas tendencias del humano espíritu.

¿Pero qué significa el clamoreo que a cada paso se levanta en el seno de los partidos, de las escuelas y de las doctrinas? ¿Qué ese batallar sin tregua entre los catecúmenos de una misma Iglesia? Es sencillamente, que las creencias quiebran.
El entusiasmo del neófito, el santo y loco entusiasmo, forja nuevas doctrinas, y las doctrinas nuevas creencias. Se anhela algo mejor, se persigue lo ideal, se busca noble y elevado empleo a las actividades, y apenas hecho ligero examen, si se da con la nota, que repercute armónicamente en nuestro entendimiento y en nuestro corazón, se cree. La creencia arrastrándose entonces a todo, dirige y gobierna nuestra existencia entera; absorbe todas nuestras facultades. No de otro modo es como las capillas, como las iglesias, chicas o grandes, se alzan poderosas por todas partes. La creencia tiene sus altares, tiene su culto, tiene sus fieles, como los tuvo la fe. Mas hay una hora fatal, inevitable, de interrogaciones temibles. Y esta hora luminosa es aquélla en que un pensamiento maduro se pregunta a sí mismo la razón de sus creencias y de sus amores ideológicos.
La palabra
ideal, que era algo así como la nebulosa de un Dios en cuyo altar quemábamos el incienso de nuestros entusiasmos, se bambolea entonces. Muchas cosas se desmoronan dentro de nosotros mismos. Vacilamos como edificio cuyos cimientos flaquearon. Sentíamonos molestos con los compromisos de partido y de opinión, tal como si nuestras propias creencias llegaran a convertirse en atadero inaguantable. Creíamos en el hombre, y ya no creemos. Afirmábamos en redondo la virtud mágica de ciertas ideas, y ya no osamos afirmarla. Gozábamos el entusiasmo de una regeneración positiva inmediata, y ya no la gozamos. Sentimos miedo de nosotros mismos. ¡Qué prodigioso esfuerzo de voluntad para no caer en la más espantosa vacuidad de ideas y de sentimientos!

Allá va la multitud arrastrada por la verbosidad de los que no llevan nada dentro y por la ceguera de los que se creen repletos de grandes e incontestables verdades. Allá va la multitud prestando con la inconsciencia de su acción vida aparente a un cadáver cuyo enterramiento sólo espera la voluntad fuerte de una inteligencia genial que arranque la venda de la nueva fe.
Pero el hombre que piensa, el hombre que medita sobre sus opiniones y actos en la silenciosa soledad a que le lleva la insuficiencia de las creencias, esboza el comienzo de la gran catástrofe, presiente la bancarrota de todo lo
que mantiene a la humanidad en pie de guerra y se apercibe a la reedificación de su espíritu.
Las polémicas ruidosas de los partidos, las diarias batallas de personalismos, de enconos, de odios y de envidias, de vanidades y de ambiciones, de las pequeñas y grandes miserias que cogen al cuerpo social de arriba abajo, no significan otra cosa sino que las creencias hacen quiebra por doquier.
Dentro de poco, tal vez ahora mismo, si profundizáramos en las conciencias de los creyentes, de todos los creyentes, no hallaríamos más que dudas e interrogaciones. Confesarían pronto sus incertidumbres todos los hombres de bien. Sólo quedarían afirmando la creencia cerrada aquéllos que de afirmarlo saquen algún provecho, del mismo modo que los sacerdotes de las religiones y los augures de la política continúan cantando las excelencias de la fe que aun después de muerta les da de comer.
¿Es acaso que la humanidad va a precipitarse en el abismo de la negación final, la negación de sí misma?
No pensamos como viejos creyentes que lloran ante el ídolo que se derrumba. La humanidad no hará otra cosa que romper un anillo más de la cadena que la aprisiona. El estrépito importa poco. Quien no se sienta con ánimos para asistir sereno al derrumbamiento, hará bien en retirarse. Hay siempre piedad para los inválidos.
Creímos que las ideas tenían la virtud soberana de regenerarnos, y nos hallamos ahora con quien no lleva en sí mismo elementos de pureza, de justificación y de veracidad, no los puede tomar a préstamo de ningún ideal. Bajo el influjo pasajero de un entusiasmo virgen, parecemos renovados, mas al cabo, el medio ambiente recobra su imperio. La humanidad no se compone de héroes y genios, y así, aun los más puros se hunden, al fin, en la inmundicia de todas las pequeñas pasiones. La hora en que quiebran las creencias es también la hora en que se conoce a todos los defraudadores.
¿Estaremos en un circuito de hierro? Más allá de todas las hecatombes la vida brota de nuevo. Si las cosas no se modifican conforme a nuestras tesis particulares, si no suceden tal como pretendemos que sucedan, ello no abona la negación de la realidad de las realidades. Fuera de nuestras pretensiones de creyentes, la modificación persiste, el cambio continuo se cumple, todo evoluciona: medio, hombres y cosas. ¿En qué dirección? ¡Ay! Eso es lo que precisamente queda a merced de la inconsciencia de las multitudes; eso es lo que, en último término, decide un elemento extraño a la labor del entendimiento y de las ciencias: la fuerza.
Después de todas las propagandas, de todas las elecciones, de todos los progresos, la humanidad no tiene, no quiere tener más credo que la violencia. ¿Acierta? ¿Se equivoca?
Y es fuerza que aceptemos las cosas como son y que, aceptándolas, no flaquee nuestro espíritu. En el momento crítico en que todo se desmorona en nosotros y alrededor de nosotros; cuando nos penetramos de que no somos ni mejores ni peores que los demás; cuando nos convencemos de que el porvenir no se encierra en ninguna de las fórmulas que aún nos son caras, de que la especie no se conformará jamás a los moldes de una comunidad determinada, llámese
A o llámese B; cuando nos cercioramos, en fin, de que no hemos hecho más que forjar nuevas cadenas, doradas con nombres queridos, en ese momento decisivo es menester que rompamos todos los cachivaches de creencia, que cortemos todo atadero y resurjamos a la independencia personal más firmes que nunca.

Si se agita una individualidad vigorosa dentro de nosotros, no moriremos moralmente a manos del vacío intelectual. Hay siempre para el hombre una afirmación categórica, el devenir, el más allá que se refleja sin tregua y tras el cual es preciso correr, sin embargo. Corramos más deprisa cuando la bancarrota de las creencias es cosa hecha.
¿Qué importa la seguridad de que la meta se alejará eternamente de nosotros? Hombres que luchen, aun en esta convicción, son los que se necesitan; no aquéllos que en todo hallan elementos de medro personal; no aquéllos que hacen de los intereses de partido banderin de enganche para la satisfacción de sus ambiciones; no aquéllos que puestos a monopolizar en provecho propio, monopolizarían hasta los sentimientos y las ideas.
También entre los hombres de aspiraciones más sanas se hacen plaza el egoísmo, la vanidad, la petulancia necia y la ambición baja. También en los partidos de ideas más generosas hay levadura de la esclavitud y de la explotación. Aun en el círculo de los más nobles ideales, pululan el charlatanismo y el endiosamiento, el fanatismo, pronto a la intransigencia con el amigo, más pronto a la cobardía con el adversario; la fatuidad que se empina pavoneándose escudada en la ignorancia general. En todas partes, la mala hierba brota y crece. No vivamos de espejismos.
¿Dejaremos que nos aplaste la pesadumbre de todo lo atávico que resurge, con nombres sonoros, en nosotros y alrededor de nosotros?
Erguirse firme, más firme que nunca, poniendo la mira más allá, siempre más allá de una concepción cualquiera, revelará al verdadero luchador, al revolucionario de ayer, de hoy y de mañana. Sin arrestos de héroe, es menester pasar impávidos a través de las llamas que consumen la mole de los tiempos, arriesgarse entre los maderos que crujen, los techos que se hunden, los muros que se desploman. Y cuando no queden más que
cenizas, cascote, informes escombros que habrán aplastado la mala hierba, no restará para los que vengan después más que una obra sencilla: desembarazar el suelo de obstáculos sin vida.
Si la caída de la fe ha permitido que en el campo fértil del humano crezca la creencia, y la creencia, a su vez, vacila y se inclina marchita hacia la tierra, cantemos la bancarrota de la creencia, porque ella es un nuevo paso en el camino de la libertad individual. Si hay ideas, por avanzadas que sean, que nos han atado al cepo del doctrinarismo, hagámoslas añicos. Una idealidad suprema para la mente, una grata satisfacción para el espíritu desdeñoso de las pequeñeces humanas, una fuerza poderosa para la actividad creadora, puesto el pensamiento en el porvenir y el corazón en el bienestar común, quedará siempre en pie, aun después de la bancarrota de todas las creencias.
En estos momentos, aunque se espanten los mentecatos, aunque se solivianten todos los encasillados, bulle en muchos cerebros algo incomprensible para el mundo que muere; más allá de la anarquía hay también un sol que nace, que en la sucesión del tiempo no hay ocaso sin orto.















 
DE LA CRIANZA AL CULTIVO HUMANO.
Antes se nos criaba, pero cuando se dieron cuenta de que esto no les merecía la pena decidieron empezar a cultivarnos. Ésa es la razón por la que ahora somos mil, por cada uno de los que éramos antes.
Tanto entonces como ahora la finalidad buscada era la de producir esclavos para su uso.
La crianza exigía muchos cuidados y gastos, y la pérdida de un solo individuo suponía una contrariedad casi insalvable, por lo que pensaron que cultivarnos de forma masiva podría ser la solución. Sabían que muchos de los cultivados se malograrían (enfermedades o accidentes de diverso tipo), no llegando a cumplir (completa o parcialmente) la función que se esperaba de ellos; pero eso no supondría (como más tarde se ha llegado a comprobar) un grave problema, pues se trataría de una bajísima proporción, en comparación con todos los que sí la cumplirían satisfactoriamente, si se les trataba con los productos y métodos adecuados. Si en la crianza la sustitución de una baja era considerado como un problema de difícil solución, en el cultivo humano no es el caso, pues el relevo para tales bajas es casi ilimitado.
La ventaja para algunos es que mientras que en la crianza la huida era prácticamente imposible, al tratarse de una pérdida que el criador no podía asumir, en el cultivo no sólo es tolerable sino que además es deseable, pues el cultivador sabe que todo intento por arreglar este cultivo que no se adapta (siempre minoritario), no sólo será en vano (por muy diferentes productos o métodos que emplee), sino que le originará pérdidas. Además, esta pequeña pérdida no será un problema para el resto de sus cultivos (la parte mayoritaria), que sí habrán asimilado correctamente los productos y métodos empleados, y que, gracias a ello, en ningún caso se verán tentados a seguir el ejemplo de los primeros.
Esto último es algo que desgraciadamente sólo lo sabe el cultivador, pero no el cultivado que desea huir, el cual, en algunas ocasiones, retrasará su huida al creer ingenuamente que podrá convencer a otros cultivos a seguir su ejemplo; algo que, en el peor de los casos, puede llegar a frustrar completamente su proyecto de liberación, si no es capaz de darse cuenta a tiempo, que los que son como él son una minoría. Ésta es la razón por la que al cultivador le interesa mantener la idea de que sus productos y sus métodos nos afectan a todos por igual, para que aquéllos que desean huir frustren su huida por creer que pueden convencer a los demás de sus planes, y en vez de marcharse, cuando deberían haberlo hecho, se queden debido a la falsa esperanza de que podrán “salvar” a muchos otros. Gracias a ello, en algunos casos, el cultivador consigue que este cultivo tampoco se pierda totalmente.
CUANDO NADA ES LO QUE PARECE


 

Tiempos inciertos en los que nos ha tocado vivir, una época en la que nada es lo que parece y sin embargo, las apariencias lo son todo. Curiosa contradicción que no hace más que reflejar el espíritu esquizofrénico que define esta era.

Desde lo más personal e intransferible hasta lo colectivo y global todo se ve envuelto por ese manto de falsa apariencia que envuelve nuestras vidas.

Crecemos admirando modos y estilos de vida ajenos a nosotros y que simplemente son irreales aunque en ese momento (y posiblemente durante el resto de nuestra vida) no sospechemos que son puro humo artificial que no proviene de ningún fuego sino de una máquina que constantemente lo fabrica para no dejarnos ver más allá, para no poder observar siquiera el potencial que existe tras esa cortina artificial.

Cuando nada es lo que parece vemos cómo nos movemos y agitamos constantemente, protestando, reclamando aquello que creemos justo y nos pertenece. Sin embargo, no vamos más allá de un grupo de seres persiguiendo un humo que alguien o algo nos indicó como la señal inequívoca de la verdadera fogata. Otra vez la máquina astuta que adquiriendo la forma de gurú antisistema u organización pseudorevolucionaria nos indica el modelo a desear.

Cuando nada es lo que parece donde encontramos un discurso de apariencia robusta y bien articulada hallamos palabras huecas, rellenas de nada y que a nada obligan más allá de reproducirlas constantemente y defenderlas como si nos fuera la vida en ello. Discursos repletos de bellas palabras y hermosos propósitos que están tan cerca de lo poético como lejos de la práctica diaria. Así nos encontramos con que un concepto tan formidable como el apoyo mutuo se convierte en mutuo apoyo previo acuerdo de lo que cada una de las partes se va a llevar y si no hay acuerdo cada cual que apoye lo suyo que para eso estamos. Criticamos la caridad por no ser más que un mecanismo de dominación vertical pero si eso mismo lo organiza gente afín y lo reviste de jerga contestataria podemos llamarlo con toda solemnidad y con satisfacción: solidaridad.

Así y una y otra vez, nos hallamos ante la irrealidad que vivimos donde el constante cambio de las circunstancias no hace más que reafirmar la inmovilidad general en la que existimos y que como consecuencia nos tiene inmersos en una aparente carrera hacia un glorioso futuro que se convierte en un eterno retorno al punto de partida donde todo sigue igual.

Cuando nada es lo que parece esperamos la aparición de la enésima reencarnación del mesías que nos salvará de este presente de desgracias continuas que dura ya demasiado tiempo, sin ser capaces de comprender que ese mesías siempre está actuando precisamente para mantener la perpetuidad de este presente. A veces tiene forma de líder político, otras de gurú espiritual o de científico prominente, algunas de honorable guerrero o de filósofo atemporal pero siempre, siempre de baluarte de la apariencia y por tanto del cambio inocuo. La importancia de lo aparente nos priva de la conciencia de los pequeños gestos, los únicos capaces de mover la losa que nos oprime y nos obliga a estar constantemente atentos a los grandes gestos, a las grandes proclamas y a tratar de reproducirlas aunque en el fondo sepamos de su inutilidad y de la imposibilidad de obtener resultados diferentes repitiendo una y otra vez las mismas acciones.

Cuando nada es lo que parece en un mundo donde se ensalza lo individual, se pone en primer lugar el ego frente a cualquier otro interés, una sociedad en la que el individuo es el centro absoluto de la vida. Resulta que nos encontramos ante el momento histórico donde menos humanos existen, donde hay miles de millones de seres extraños, ajenos a su realidad, con enormes posibilidades pero, desde luego, lejos de poder considerarnos humanos. En la apariencia de sentirnos en la cima del mundo no somos más que insignificantes seres lejos de toda lógica como especie, desconectados del resto, desconectados entre nosotros, ajenos a todo lo que ocurre a nuestro alrededor por mucho que seamos el actor principal de este drama en que hemos convertido la vida.

Cuando nada es lo que parece, la vida es lo más parecido a la muerte que existe y que podemos experimentar, se convierte en un transitar sin sentido en busca de la nada pero que a ojos del mundo es la cosa más maravillosa jamás creada. Ni siquiera lo que creemos sentir es realidad, confundimos el amor con la posesión y hasta creemos que la libertad es poder elegir aquello que queremos sin ser capaces de ver que es sólo fachada, sólo apariencia, que las diferentes elecciones disponibles no las elaboramos nosotros, no son reales.

Cuando nada es lo que parece, precisamente eso, la nada es donde transcurre nuestro paso por este mundo.



Pelicula Niños de Afganistan - Buda explotó por vengüenza
Es el título de una película dramática de coproducción franco-iraní dirigida por Hana Makhmalbaf en 2007. Relata la historia de una niña afgana que lucha por ir a la escuela y recibir una educación, un duro retrato de la realidad afgana


Atenco resiste asamblea ejidal 18 de mayo



Están inventando nuevas enfermedades



La sociedad del espectaculo de Guy Debord


 

























La mujer, el matrimonio y la familia
 
 
Mijaíl Bakunin

Derechos iguales para la mujer

. Soy partidario, como el que más, de la
completa emancipación de la mujer y de su igualdad social con el hombre.
La expresión «igualdad social con el hombre» implica que, junto con la libertad,
pedimos iguales derechos y deberes para el hombre y la mujer; es decir, la nivelación
de los derechos de la mujer, tanto políticos como sociales y económicos,
con los del hombre ; en consecuencia, deseamos la abolición de la ley familiar y
matrimonial, y de la ley eclesiástica tanto como civil, indisolublemente ligadas al
derecho de herencia.


Abolición de la familia jurídica

. Al aceptar el programa revolucionario anarquista
—único que ofrece, a nuestro entender, condiciones para una emancipación
real y completa del pueblo común— y convencidos de que la existencia del Estado
en cualquiera de sus formas es incompatible con la libertad del proletariado e
impide la unión internacional fraterna de las naciones, expresamos la exigencia
de abolición de todos los Estados.
La abolición de los Estados y del derecho jurídico implicará necesariamente
la abolición de la propiedad personal hereditaria y de la familia jurídica basada
sobre esta propiedad, porque ninguna de estas instituciones es compatible con la
justicia humana.


Libre unión matrimonial

. [Contra el matrimonio por compulsión hemos
levantado la bandera de la unión libre.] Estamos convencidos de que al abolir
el matrimonio religioso, civil y jurídico, restauramos la vida, la realidad y la
moralidad del matrimonio natural basado exclusivamente sobre el respeto humano
y la libertad de dos personas: un hombre y una mujer que se aman. Estamos
convencidos de que al reconocer la libertad de ambos cónyuges a separarse cuando
lo deseen, sin necesidad de pedir el permiso de nadie para ello —y al negar de
la misma forma la necesidad de cualquier permiso para unirse en matrimonio, y
rechazar en general la interferencia de cualquier autoridad en esta unión— los
unimos más el uno al otro. Y estamos convencidos también, de que cuando ya no
exista entre nosotros el poder coercitivo del Estado para forzar a los individuos,
asociaciones, comunas, provincias y regiones a convivir en contra de su voluntad,
habrá entre todos una unión mucho más estrecha, una unidad más viva, real y
poderosa que la impuesta por el aplastante poder estatal.


La educación de los niños

. Con la abolición del matrimonio se plantea la
cuestión de la educación de los niños. Su crianza, desde el embarazo de la madre
hasta su madurez, y su formación y educación, igual para todos —una formación
industrial e intelectual donde se combinen la capacitación para el trabajo manual
y mental— deben corresponder fundamentalmente a la sociedad libre.


La sociedad y los niños

. Los niños no son propiedad de nadie: ni de sus padres
ni de la sociedad. Sólo pertenecen a su propia libertad futura. Pero en los niños esta
 
libertad no es todavía real; es sólo una libertad en potencia. Porque una libertad
real —es decir, la conciencia plena y su realización en cada individuo, basada
fundamentalmente en el sentimiento de la propia dignidad y en un auténtico
respeto por la libertad y la dignidad de los otros, o sea basada en la justicia— sólo
puede desarrollarse en los niños mediante un desarrollo racional de su inteligencia,
carácter y voluntad.
De aquí se deduce que la sociedad, cuyo futuro depende por completo de la
adecuada educación e instrucción de los niños y que, por tanto, no sólo tiene el
derecho sino también la obligación de velar por ellos, es el único guardián de
los niños de ambos sexos. Y como la futura abolición del derecho a la herencia
convertirá a la sociedad en el único heredero, ésta tendrá que considerar como
una de sus primeras obligaciones el suministro de todos los medios necesarios
para el mantenimiento, la formación y la educación de los niños de ambos sexos,
con independencia de su origen o de sus padres.
Los derechos de los padres se limitarán a amar a sus hijos y ejercer sobre ellos
la única autoridad compatible con ese amor, en la medida en que esta autoridad
no atente contra su moralidad, su desarrollo mental o su libertad futura. El matrimonio
como acto civil y político, al igual que cualquier otra intervención de la
sociedad en cuestiones amorosas, está llamado a desaparecer. Los niños serán confiados
—por naturaleza, y no por derecho— a sus madres, quedando la prerrogativa
de éstas bajo la supervisión racional de la sociedad.
 
Mijaíl Bakunin
 
 
 
Ricardo Mella


Inutilidad de las leyes


 
Quien dice ley, dice limitación; quien dice limitación, dice falta de libertad. Esto
es axiomático.
Los que fían a la reforma de las leyes el mejoramiento de la vida y pretenden
por ese medio un aumento de libertad, carecen de lógica o mienten lo que no
creen.
Porque una ley nueva destruye otra ley veja. Destruye, pues, unos límites
viejos, pero crea otros límites nuevos. Y así, las leyes son siempre traba al libre
desenvolvimiento de las actividades, de las ideas y de los sentimientos humanos. Es,
por tanto, un error, tan generalizado como se quiera, pero error al fin, la creencia
de que la ley es la garantía de la libertad. No, es y será siempre su limitación, que
es como decir su negación.
* * *
«Puede ser se nos dice que la ley no pueda dar facultad a quien no posee
ninguna; es posible también que obstaculice en lugar de facilitar las relaciones
humanas; será, si se quiere, una limitación de la libertad individual y colectiva;
pero es innegable que sólo mediante buenas leyes se llega a impedir que los
malvados ofendan y pisoteen a los buenos y que los fuertes abusen de los débiles.
La libertad, sin leyes que la regulen, degenera en libertinaje. La ley es la garantía
de la libertad».
Con este común razonamiento nos responden todos aquellos que en la ley confían
la solución del problema del bien y del mal, sin fijarse en que, con semejante
modo de razonar, en lugar de justificar las leyes dan, al contrario, mayor fuerza a
nuestras opiniones antilegalistas.
¿Acaso es posible que los débiles impongan la ley a los fuertes? Y si no son los
débiles, sino los fuertes, los que están en condiciones de imponer la ley, ¿no se
da en tal caso un arma más a los fuertes contra los débiles? Se habla de buenos
y malos; pero por ventura, ¿hay dos especies de hombres sobre la tierra? ¿Hay
alguno en el mundo que no haya cometido nunca una mala acción o alguno que
no haya hecho una acción buena? ¿Quién estará entonces en condiciones de poder
afirmar: éstos son los buenos; aquéllos los malos? ¿Otros hombres? ¿Quién nos
garantizará la bondad de esos hombres que están en tales condiciones? ¿Daremos
la preferencia a los inteligentes sobre los ignorantes? ¿Acaso la maldad no está
generalmente en proporción con la inteligencia? Y de este modo, ¿no abusarán
los inteligentes doblemente de los ignorantes? Y si acordamos la confección de las
leyes a los ignorantes, ¿qué especie de leyes no saldrán de sus manos? Encargad
que las leyes las hagan los ingenuos y serán burladas por los astutos; estableced
que las hagan los astutos y entonces serán mal intencionadas y en perjuicio de los
justos. El problema es siempre el mismo. ¿Son malos los hombres? ¿Sí? Entonces
no pueden hacer las leyes. ¿Son buenos? Entonces ninguna necesidad tienen de
ellas.
 
 
 
Ricardo Flores Magón
 


 
 
Los jefes



























No hay que ser masa, esto es, no hay que participar de los prejuicios, de las
preocupaciones, de los errores, de las costumbres de las multitudes inconscientes.
La masa tiene la firma creencia de que es necesario un jefe o un caudillo que esté a
la cabeza, que la conduzca hacia su destino, que la lleve a la tiranía o a la libertad,
la cuestión es que la guíe con caricias o salivazos, por la buena o por la mala.
Esta costumbre, tan arraigada en el ser humano, es fuente de inagotables males
para la causa de la redención de la especie humana. La vida, la honra, el bienestar,
el porvenir, la libertad, todo es puesto en las manos del hombre que la hace de jefe.
Es el jefe el que tiene que pensar por todos, es el jefe el encargado del bienestar y
la libertad de la masa en general y del individuo en particular; de lo que resulta que
los millones de cerebros de la masa, no piensan, pues, que el jefe es el encargado
de pensar por todos. Esto da lugar a que las masas se vuelvan pasivas, de que
no salga de ellas ninguna iniciativa, y de que lleven a rastras una existencia de
rebaño, halagado por los políticos y los aspirantes apuestos públicos en tiempos de
elecciones, para apalearlo cuando éstas han pasado; engañando con promesas por
los ambiciosos, en tiempos de acción revolucionaria, para premiar sus sacrificios
con puntapiés después de la victoria.
No hay que ser masa; hay que ser conjunto de individualidades pensantes,
unidas entre sí para conseguir fines comunes a todos; pero que cada uno, sea
hombre o sea mujer, piense con su propia cabeza, que cada uno haga esfuerzos
para dar su opinión sobre lo que es preciso hacer para alcanzar el logro de nuestras
aspiraciones, que nos son otras que la libertad de todos fundada en la libertad de
cada uno; el bienestar de todos, fundado en el bienestar de cada uno, y par llegar
a esto, necesario es destruir lo que se le opone: la desigualdad, haciendo que la
tierra, las herramientas, las maquinas, las provisiones y las casas, todo cuanto
existe, ya sea producto natural o producto de la industria y de la inteligencia del
hombre, pasen de las pocas manos que actualmente las tienen, a las manos de
todos, hombres y mujeres, para producir en común, cada quien según sus fuerzas
y aptitudes, y consumir cada quien según sus necesidades.
Para lograr esto no hacen falta los jefes, antes bien estorban, porque el que es
jefe quiere predominar, quiere que se le obedezca, quiere estar sobre los demás, y
nunca un jefe podrá ver con buenos ojos la intención de los pobres de instaurar un
sistema social basado en la igualdad económica, política y social, del ser humano.
Un sistema de esta clase no garantiza a los jefes la vida ociosa y fácil que quieren
llevar, llena de honores y de gloria, a costa de los sacrificios de los humildes.
Así pues, hermanos mexicanos, aprended a obrar con vuestra apropia iniciativa
para llevar al terreno de la práctica los principios generosos consignados en
nuestro Manifiesto del 23 de septiembre de 1911. Nosotros no nos consideramos
como vuestros jefes, y nos entristecería que vosotros vierais en nosotros jefes
a quienes seguir, y sin los cuales no os arriesgaríais a hacer algo en pro de la
causa. Nosotros estamos a punto de ir a presidio, no porque seamos criminales,
sino porque no nos vendemos a los ricos ni a la autoridad, porque no queremos
ser vuestros tiranos aceptando puestos públicos o fajos de billetes de banco para
convertirnos en burgueses y explotar vuestros brazos.
Nosotros no nos consideramos como vuestros jefes, sino como vuestros hermanos,
e iremos contentos a presidio si portándonos como trabajadores conscientes,
no desmayéis en vuestra actitud enfrente del capital y de la autoridad. No seáis masa,
mexicanos; no seáis multitud que arrastra el político o el burgués o el caudillo
militar. Pensad cada uno con vuestra cabeza y obrad según vuestro pensamiento
os dicte.
No os desaniméis cuando nos veáis separados de vosotros por las negras puertas
de presidio. Entonces os faltará nuestra palabra amiga y nada más; pero abnegados
compañeros continuarán publicando Regeneración. Prestadles vuestro apoyo,
porque ellos van a continuar esta obra de propaganda, que es necesario que cada
vez sea más extensa y más radical.
No hagáis lo que hicisteis el año pasado cuando fuimos arrestados; entonces se
enfriaron vuestros entusiasmos, se debilitaron vuestros propósitos de ayudar por
todos los medios a la destrucción del sistema capitalista y autoritario, habiendo
sido muy pocos los que permanecieron firmes. Sed firmes ahora; no os fijéis en
nuestras personalidades, y, con renovado brío, prestad vuestro apoyo material y
personal a la revolución del pobre contra el rico y la autoridad.
Que cada uno de vosotros sea el jefe de sí mismo; que no haya necesidad de
que se los empuje a continuar la lucha. No os nombréis jefes; simplemente tomad
posesión de la tierra y de todo cuanto existe y poneos a producir, libres del amo
y de la autoridad. De esa manera la paz se hará por sí sola, como el resultado
natural del bienestar y de la libertad de todos; pero si, preocupados por la maldita
educación burguesa, que hace creer que es imposible vivir sin autoridad, admitís
otra vez se encarame sobre vuestros hombros poderosos un nuevo gobernante,
continuará la guerra porque quedarán en pie los mismos males que os tienen
sobre las armas: la miseria y la tiranía.
Leed todos nuestro Manifiesto del 23 de septiembre de 1911, y gritad: ¡Muera
el capital! ¡Muera la autoridad! ¡Viva Tierra y Libertad!
1
 

EL DÍA DE LA MADRE: UNA IMPOSICIÓN COMERCIAL, BURÓCRATA Y REACCIONARIA...


“Todos los condicionamientos a los que somos sometidas nos hacen una encerrona: debes ser madre. La maternidad es constitutiva de nuestra identidad, las mujeres nos definimos y realizamos a través de ella. Es el espacio elegido por el sistema patriarcal para restringir la creatividad y el poder de las mujeres

(Rich, 1983: 307).

 

Más allá de la biología, “…la maternidad es el conjunto de hechos de la reproducción social y cultural, por medio del cual las mujeres crean y cuidan, generan y revitalizan, de manera personal, directa y permanente durante toda la vida, a los otros, en su sobrevivencia cotidiana y en la muerte”ç

(Lagarde, 2006: 248).

 


La esquizofrenia social: La madre sacralizada pero abandonada a su suerte. Vidas sobreexigidas y sobrecargadas, niñas jugando a ser adultas, niñas y mujeres adiestradas en la feminidad-maternidad, espacio reducido dedicado al cuidado rutinario de los/as otros/as a costa del olvido de sí misma.
 
Se instala un discurso social ambivalente que, por un lado, sacraliza la maternidad y, por otro, es impuesto como destino que debe ser asumido aún con sacrificio y en contra de la voluntad de las mujeres.
 
 
Parirás con dolor y apechugarás a toda costa es la consigna que las mujeres encarnan todos los días. La sacralización habla de la sujeción del proyecto vital propio a la necesaria perpetuación de la especie. (Maira, Molina y Santana, 2008).Es en el mes de mayo, que celebra el Día de la Madre, cuando nuestra sociedad entra en una especie de trance y la mujer pasa a ser un personaje venerado cuyo atributo es ser el pilar emocional del mundo. Invade la necesidad de agradecer a la madre. ¿Qué se agradece? El sacrificio, la abnegación, la incondicionalidad. Si la madre particular no fue “buena”, de igual forma le corresponde el reconocimiento porque es parte del ritual simbólico. La Madre genera una ambivalencia enfermiza que transita entre el agradecimiento y la culpa, sentimientos que son canalizados por la avalancha publicitaria, donde la política pública también tiene un sitial. Recordemos que el año 2009, el gobierno de Chile lanzó un disco creado por la Subsecretaría de Previsión Social, con motivo de la entrada en vigencia del Bono por Hijo, como “un reconocimiento de la Reforma Previsional a las madres de Chile”. El CD, que lleva como título “Canciones para mamá. Chile reconoce tus esfuerzos, dedicación y compromiso”, incluye una variedad de temas donde abundan las odas a la madre sacrificada y abnegada, asexuada por supuesto, y desprovista de méritos que no correspondan al rol; canciones de perdones y arrepentimientos –“Lo siento”, por Andrea Tessa; “Madre mía”, de DJ Méndez, donde pide perdón por sus excesos–; canciones como “Mujer” donde la persona-mujer se funde en la madre, interpretada por Douglas, entre otros. Al mismo compás, aparece una propaganda de La Polar, que ratifica el sentido social primordial de las mujeres “en el día de la madre… a todas las mujeres de verdad”. Son sólo algunos ejemplos de las infinitas formas en que se ejerce la violencia simbólica contra las mujeres.
 
 

La otra cara de la moneda la viven las mujeres todos los días. Mientras Chile se empapa de patriotismo en el mes de septiembre, una niña de 17 años vive una situación desesperada en Quilpué: tuvo gemelos, está sola, débil y desnutrida.El embarazo adolescente y de niñas ilustra el cinismo del discurso que ensalza la maternidad. La prensa informa indolente que una niña de 11 años fue mamá, que otra de 14 acaba de tener trillizos… las cifras oficiales reconocen que la fecundidad entre las adolescentes y niñas está creciendo más que en otros rangos de edad 24 y estudios nos recuerdan que es un problema asociado a la pobreza, ya que una joven de Cerrillos tiene 35 veces más posibilidades de ser madre antes de los 14 que una que resida en Vitacura (Molina, Molina y González, 2007). El actor más ausente de esta historia es el padre. Aquí se concreta lo que las mujeres saben con certeza: “la mujer debe apechugar mientras el hombre lo piensa”.


En este contexto, no es raro encontrar a niñas, estudiantes, que ven en su embarazo la mejor oportunidad para ser reconocidas. La ley las protege, se debe garantizar su permanencia en el sistema escolar y se ven, súbitamente, rodeadas de atenciones, cariños y consideraciones especiales en su entorno social. Este es el mejor ejemplo del efecto perverso que un cambio legislativo e institucional puede tener, cuando no se hace pensando en la realidad concreta de las destinatarias y cuando se acompaña de un discurso ideológico determinado, en este caso el de la maternidad. Así, las mayores facilidades para las niñas embarazadas implementadas en el sector educacional y de salud, principalmente, lejos de desincentivar el embarazo precoz, paradojalmente, lo promueven. El aborto es otra de las experiencias de las mujeres que demuestra el cinismo de nuestra cultura, el castigo social hacia las que se alejan de la norma y los límites a los que puede llegar el acatamiento de este mandato. En las situaciones de embarazos ,24 Según TVN (noticiero 24 horas emitido el 26 de septiembre de 2009), 36.000 adolescentes menores de 19 años son madres; 3.500 ya esperan a su segundo hijo y cerca de mil son menores de 13 años.


 
Cuerpos normados, cuerpos colonizados, cuerpos de mujeres:
En el estrecho margen de la maternidad y heterosexualidad incompatibles con la vida o que ponen en riesgo la salud de las mujeres, vemos cómo son forzadas a continuar a costa de su integridad y cómo también las mujeres aceptan inmolarse por no transgredir su esencia social.

Una sociedad esquizofrénica, que se deshace en alabanzas a la madre –que en realidad remite al imaginario de la virgen-madre– y que, en un mismo movimiento, las margina, castiga y abandona. Las tendencias del mercado laboral son prueba de ello: ¿Por qué se aplauden los programas sociales de apoyo al empleo o la creación de empleos flexibles que ofrecen más trabajo a las mujeres? ¿Por qué se propone ampliar el postnatal sin ni siquiera considerar incorporar a los hombres en el cuidado de la prole? Todas estas reformas perpetúan la ideología de la maternidad y usufructúan de ella para generar mano de obra barata. Recogiendo la idea de Sonia Montecino, si bien las mujeres están viviendo procesos de transformación de la identidad basada en la maternidad, al traspasar el espacio asignado de lo privado, no sucede lo mismo con la paternidad. Y las mujeres, al ocupar espacios que no le son propios, lo hacen en plena orfandad, pues no tienen modelos y no son bienvenidas.


 
 
 
Resistencias y transgresiones de las mujeres
La mujer que desafía los imperativos de la feminidad se enfrenta a condenas, ostracismos, desprecios, ataques. Puede verse enfrentada a la muerte biológica o social. A pesar de ello, las mujeres se resisten, se rebelan y transgreden el espacio de la maternidad.
 
 
 

Las mujeres que por opción no son madres, y que lo deciden sin mediar un embarazo, ya no son objeto de castigos corporales como lo fueron las mujeres no casadas o sin hijos que eran torturadas y asesinadas por brujas, pero aún son señaladas como fenómenos extraños, que suscitan la curiosidad y la necesidad de “comprender” las razones de tal decisión. Llega un momento de sus vidas en que tienen que definirse y entregar al mundo una explicación.

































No pasa esto con los hombres, no significa socialmente un hombre “no padre” o “sin hijos”. Otras renegadas del eterno femenino son las malas madres. Madres egoístas, abandonadoras, severas y rígidas, descariñadas, distantes, marcan la infancia y juventud de las mujeres que han forjado su vida a punta de renuncias y deberes, y marcan también la valoración de sí mismas y de las mujeres, reforzando la rivalidad con la que hemos sido socializadas. La ausencia del padre, si bien marca, es algo posible en el imaginario. Parece increíble lo común que es la experiencia dolorosa de las mujeres con la madre.
































LO QUE OCULTA EL 10 DE MAYO
 
 
Proceso

Ahora que cientos de oficinas públicas y privadas festejan el Día de la Madre, vale la pena recordar cómo surgió la celebración del 10 de mayo, y así tener una pista sobre qué significa hoy su desmedido festejo. En 1982 la SEP publicó, en su colección Memoria y Olvido, la investigación de Marta Acevedo que muestra que en nuestro país la instauración del Día de la Madre estuvo vinculada a una intervención conservadora.

El proceso social yucateco, generado por la Revolución Mexicana, alienta un movimiento feminista que realiza su primer congreso en Yucatán en 1916. Entre otras cosas, se discute la maternidad, planteándose la necesidad de libre elección y aconsejando a las mujeres cómo evitar embarazos no deseados mediante el método anticonceptivo de Margaret Sanger.
A principios de 1922, cuando comienza a gobernar Felipe Carrillo Puerto, se realizan varios actos públicos de la Liga Central de Resistencia del Partido Socialista del Sureste. Grupos de feministas hablan por todo el estado sobre la emancipación de la mujer y sus derechos. Las conferencias son traducidas al maya y se establecen comités feministas en varios lugares. No tardan las críticas al pueblo yucateco, en especial a sus mujeres: Entre marzo y abril de 1922 varios periódicos locales emprenden una campaña contra las feministas y sus propuestas “inmorales” para regular la procreación.

En este contexto, Excélsior retoma la celebración estadunidense del Día de la Madre y convoca a un festejo similar, con el apoyo decidido de Vasconcelos –entonces secretario de Educación Pública–, el arzobispo primado de México, la Cruz Roja y las Cámaras de Comercio. Las propuestas feministas de que la maternidad sea elegida quedan enterradas bajo la avalancha propagandística. De 1922 a 1968, todos los 10 de mayo Excélsior organiza festivales donde premia a las madres más prolíficas, a las más heroicas, a las más sacrificadas.


También surge de Excélsior la iniciativa, en 1927, de construir un Monumento a la Madre, que el presidente Miguel Alemán inaugura en 1949 y que hoy es sitio de arranque de las manifestaciones feministas.
¿Qué encubre hoy el torrente discursivo y comercial del 10 de mayo? Por lo pronto, promueve la idea tradicional de la maternidad como un amor incondicional, que implica gran abnegación. Este mito recoge cuestiones reales –las madres sí suelen ser amorosas, generosas y abnegadas–, pero también encubre aspectos negativos o contradictorios del ejercicio maternal.

Atrás de la imagen de la “madrecita santa” encontramos a madres agotadas, hartas, golpeadoras, ambivalentes, culposas, inseguras y deprimidas. El mito encubre los descuidos, aberraciones y crueldades que muchas madres –sin duda víctimas a su vez– ejercen contra sus hijos.


Pero, sobre todo, la hipervaloració n social de las mujeres como madres y el nivel de gratificación narcisista que alienta dificultan que ellas mismas vean ese “trabajo de amor” como una labor que requiere ser compartida y contar con apoyos sociales.

La capacidad femenina de gestar y parir es considerada socialmente como la “esencia” de las mujeres. Por lo tanto, las labores de cuidado de los seres humanos se ven como una cuestión que les corresponde “naturalmente” a ellas. La maternidad es un trabajo entretejido con la afectividad que recibe la mujer a cambio de dosis más o menos elevadas de gratificación psíquica y de poder en el campo interpersonal de la familia y la pareja. Sin embargo, su desempeño es desgastante y puede llegar a ser enajenante. La familia es el lugar del trabajo no reconocido de las mujeres, en su mayoría madres.

La responsabilidad de las mujeres por este espacio privado limita su participación pública, sea laboral o política. Aunque se declara que la familia tiene superioridad moral sobre cualquier otro ámbito público, es evidente que no se prioriza políticamente a las familias con medidas que verdaderamente concilien el ámbito laboral con el doméstico: los horarios escolares no son compatibles con los laborales, escasean las guarderías, no hay servicios de cuidado para ancianos, ni lavanderías y comedores colectivos.

Cuando se habla de la maternidad sólo en términos de “destino sublime” se olvidan las horas/trabajo que implica; cuando se elogia la abnegación, se dejan de lado las privaciones que suelen acompañar el trabajo de crianza. Por otra parte, las embarazadas no consiguen empleo, las parturientas son maltratadas en los hospitales y las madres no cuentan con opciones de cuidado para sus hijos y familiares dependientes (discapacitados, enfermos o ancianos), lo que las limita laboral y cívicamente, además de cargarlas con el desgaste físico y emocional que supone atender solas a esos dependientes. Este trabajo de cuidado de los demás subordina socialmente a las mujeres y tiene consecuencias restrictivas en el ejercicio de su ciudadanía y su participación política.

El despliegue retórico del 10 de mayo echa una cortina de humo sobre la poca importancia real que se otorga a este laborioso, complejo y determinante trabajo. Y mientras la mayoría de las mujeres se conforma con la rosa roja o el regalito, las feministas seguimos insistiendo en leyes y medidas que descarguen a las mujeres de la atención de sus dependientes.

Por un mundo donde quepan muchos mundos y amores.
¡NO HAY LIBERTAD POLÍTICA SINO HAY LIBERTAD AMOROSA Y SEXUAL!

































X Martha Lamas

 

Día de la Madre en Méjico: la festividad que Excélsior inventó para luchar contra el feminismo


El día de la madre es en México la fiesta no oficial más importante luego de la Navidad. Nada se compara a este ritual social que provoca aumentos salvajes del consumo y grandes celebraciones familiares. Pero la inciativa del fundador de Excélsior, Rafael Alducin, de conmemorar a la madre mexicana en 1922 fue un reaccionario invento contra el socialismo y la planificación familiar. Una triste historia fundacional contada por Ismael Flores en Vivir México.

La historia negra detrás del Día de la Madre / Ismael Flores.
Rafael Alducin, conservador poblano y fundador de Excélsior: inventor del día de la Madre en México

Ayer se celebró entre la alharaca acostumbrada el Día de la Madre, tradicionalmente mercantilizado como “la celebración para lareina del hogar”. Por un día al año, se reconoció el esfuerzo en una reunión donde se les colmó de regalos y, si tuvieron suerte, se les cocinó o se les llevó a comer. Hoy todo regresó a la normalidad, y muchas de ellas despertaron para lavar los trastes de la comida “en su honor”.





¿Qué se oculta detrás de esta celebración? Por desgracia, una historia negra de represión.

 

El Día de la Madre fue introducido en nuestro país durante el siglo pasado por iniciativa del entonces Secretario de Educación Pública José Vasconcelos y el periodista Rafael Alducin, fundador del diario Excélsior. Celebrado por primera vez el 10 de mayo de 1922, su introducción e institucionalización en el calendario oficial respondió a los esfuerzos por contrarrestar la campaña de planificación familiar que el profesor José de la Luz Mena, miembro del Consejo de Educación Pública, había iniciado en Yucatán.

La celebración, originalmente concebida en 1870 en Estados Unidos por la sufragista y pacifista Julia Ward Howe, era una respuesta pacífica contra la Guerra Civil norteamericana, creada a partir la famosa Mother’s day proclamation, un himno que llama a las madres a levantar la voz contra las atrocidades de la vida cotidiana y la guerra:

Arise, then, women of this day!
Arise, all women who have hearts,
Whether our baptism be of water or of tears!
Say firmly:
“We will not have great questions decided by irrelevant agencies,
Our husbands will not come to us, reeking with carnage, for caresses and applause.
Our sons shall not be taken from us to unlearn

La historia y los órganos (fálicos) de poder le retiraron el apellido a la conmemoración que rabiosamente instauró Julia Ward, pues de ser un llamado a las madres por la paz (a través de la adquisición de su derecho al voto, a la equidad y participación ciudadana), se convirtió en una celebración a la madre, a secas, del status quo de la mujer; tal y como nos llegó a México a través de una campaña publicitaria en el diario Excélsior.



El día de la madre nació para defender a la mujer católica



El 10 de mayo de 1922 en las primeras planas de dicho periódico, Rafael Alducin “alertó” a los mexicanos de lo peligrosas que resultaban las ideas “ajenas a nuestra moral social”, refiriéndose específicamente a la campaña de planificación familiar iniciada en Yucatán por el profesor José de la Luz Mena que buscaba difundir entre la población un folleto llamado La Brújula del Hogar escrito por Margaret Sanger, pionera del movimiento feminista del control de la natalidad, y en cuyo texto orientaba a las mujeres sobre las decisiones que las mujeres podían tomar sobre su cuerpo y vida evitando embarazos no deseados.

Yucatán, ante la mirada atónita del gobierno central, vivía tiempos de renovación que no pudieron ser entendidos más que como un peligro para la nación. Con el ascenso al poder de Felipe Carrillo Puerto —fundador de la agrupación que más tarde sería el Partido Socialista del Sureste— en dicha entidad comenzaron a existir reformas incómodas para el gobierno central, tales como lapromulgación de la ley del divorcio, la educación sexual, el apoyo a los grupos feministas y la oposición a espacios por tradición exclusivamente masculinos, como las cantinas y los burdeles.


El folleto de Margaret Sanger fue la gota que derramó el vaso y desde el centro del país comenzó la campaña de defensa de los auténticos valores mexicanos. (Cualquier parecido con la historia del “Día —blanquiazul— de la familia” no es mera coincidencia).

En el libro de Marta Acevedo, Memoria y olvido: imágenes de México, se rescatan algunos fragmentos del texto de Rafael Alducin, donde se da banderazo a la conmemoración de este día:

Hoy, que en el extremo meridional del país se ha venido emprendiendo una campaña suicida y criminal en contra de la maternidad, cuando en Yucatán elementos oficiales no han vacilado en lanzarse a una propaganda grotesca, denigrando la más alta función de la mujer que no sólo consiste en dar a luz sino en educar a los hijos que forma su carne, es preciso que la sociedad entera manifieste, con una fórmula banal si se quiere, pero profundamente significativa, que no hemos llegado de ninguna manera a esa aberración que predican los racionalistas exaltados, sino que lejos de ello, sabemos honrar a la mujer que nos dio vida.

Y con esta mentada de madre dio inicio la festividad que 10 de mayo se conmemora: la visión tradicional de la madre abnegada, parturienta y dolorosa.





¿Madre o vaca?

A la celebración de 1922 se sumaron la Iglesia Católica, las damas de la Cruz Roja y los medio de comunicación de la época, como los cines y teatros, abriéndole terreno a los comerciantes capitalinos que conscientes de la situación comenzaron a promocionar “un regalito para celebrar a mamá”. Poco importó que en Mérida, se llevaran acabo acciones sorprendentes que incluso hoy causarían resquemor en varios sectores de la población mexicana, tales como las Conferencias Culturales de la Liga Central de Resistencia del Partido Socialista del Sureste donde se tocaban temas como:

Profilaxis

Prevención de enfermedades venéreas

Relaciones familiares y jurídicas

La disciplina sindicalista

Los cuestionamientos sobre la implantación en los pueblos de la escuela Racionalista.

Análisis de los beneficios de los “matrimonios naturales” y del “amor libre”, insistiendo en que su práctica no destruía el hogar.

La emancipación de la mujer

Los derechos de la mujer



De ahí para acá, la celebración de este día como esclerotización del movimiento feminista ha rendido frutos y se ha materializado en el Monumento a la madre, construido en la ciudad de México en 1932 —también por iniciativa del diario Excélsior—, entre otras disposiciones legales que perpetúan el rol tradicional donde ser madre es obligación para que una mujer se pueda describir como tal, perpetuando sistemas económicos como la doble jornada (madre que después de trabajar, tiene que atender a sus hijos sin apoyo de la pareja) o la violencia económica (donde a la mujer se le oprime a través de darle o no dinero y prohibiéndole trabajar).

Celebrar y reconocer a la madre es fundamental y necesario. Pero celebrar su posición de reina-esclava de la casa, el modelo deMarga López en Cuando los hijos se van, y la opresión que sufre como mujer al volverse un idolillo etereo, un santa, una diosa sin necesidades y que se desboca por la familia… eso creo, no es digno de se celebrado.

¿Y ustedes ya lavaron los platos, o dejaron que su mamá los lavara después de la comida en su “honor”? ¿Los lavarán el resto del año, o volverán a sentir el ardor del jabón hasta el 2014?






¿Y es eso lo que ustedes llaman "vivir"?



Levantarse con la aurora. A buen paso, o aprovechando algún medio de locomoción rápido, ir al trabajo. Es decir, recluirse en un local más o menos espacioso, más o menos privado de aire. Sentado delante de una máquina, teclear sin descanso para transcribir cartas de las que no se compilaría ni la mitad si fueran escritas a mano. O fabricar, accionando algún instrumento mecánico, objetos siempre iguales. O no alejarse nunca de un motor para vigilar su funcionamiento. O, en fin, mecánica y automáticamente, recto frente a un telar, repetir continuamente los mismos gestos, los mismos movimientos. Y esto por horas y horas, sin variar, sin distraerse, sin cambiar de atmósfera ¡Todos los días! ¿Es esto lo que ustedes llaman "vivir"? ¡Producir! ¡Producir más! ¡Producir siempre! Como ayer, como antes de ayer. Como mañana, si no nos sorprende la enfermedad o la muerte ¿Producir? Cosas que parecen inútiles, pero de las que no es

lícito discutir la superficialidad. Objetos complicados de los que no se tiene sino una parte en la mano, y quizá una parte ínfima. Objetos de los cuales se ignora el conjunto de las fases que atraviesa su fabricación ¿Producir? Sin conocer el destino del propio producto. Sin poder negarse a producir para quien no nos agrada, sin poder dar prueba de la más pequeña iniciativa individual. Producir: ahora, rápido. Ser un instrumento de producción que se estimula, se aguijonea, se sobrecarga, que se extenúa hasta el completo agotamiento. ¿Eso es lo que ustedes llaman "vivir"? Partir de mañana a la caza de una jugosa clientela. Perseguir, engatusar al "buen cliente". Saltar al auto, del auto al colectivo, del colectivo al tren. Rendir cincuenta visitas por jornada. Desangrarse para sobrevaluar la propia mercancía y devaluar la ajena. Volver tarde, sobreexcitado, harto, inquieto, hacer infelices a los que nos rodean, estar privado de toda vida interior, de todo arranque hacia una mejor humanidad. ¿Y es eso lo que ustedes llaman "vivir"? Secarse entre las cuatro paredes de una celda. Sentir lo desconocido de un futuro que nos separa de los nuestros, los que sentimos nuestros al menos, por afecto o por haber compartido riesgos juntos. Tener, si se está condenado, la sensación de que nuestra propia vida huye, que no hay nada más que podamos hacer para determinarla. Y esto por meses, años

enteros. No poder luchar más. No ser más que un número, un juguete, un harapo, una cosa matriculada, vigilada, espiada, explotada. Todo en medida mucho mayor a la pena fijada en relación al delito. ¿Y es eso lo que ustedes llaman "vivir"? Vestir un uniforme. Por uno, dos, tres años, repetir incesantemente el acto de matar hombres. En la exuberancia de la juventud, en plena explosión de virilidad, recluirse en inmensos edificios donde se entra y se sale a horas fijas. Consumir, pasear, despertarse, dormir, hacer todo y nada a horas establecidas. Y todo eso para aprender a manejar instrumentos capaces de quitar la vida a individuos desconocidos. Para prepararse a caer muerto un día por un proyectil que viene de lejos, disparado por alguien también desconocido. Entrenarse para morir, o producir la muerte. Ser instrumento, autómata en las manos de privilegiados, poderosos, monopolistas, acaparadores porque no se es privilegiado, ni poderoso ni dueño de hombres. ¿Es eso lo que ustedes llaman "vivir"? No poder aprender, ni amar, ni estar en soledad, ni derrochar el tiempo a gusto propio. Tener que estar encerrado cuando el sol brilla y las flores emborrachan el aire con sus efluvios. No poder ir hacia el trópico cuando la nieve golpea las ventanas, o hacia el norte cuando el calor se hace tórrido y la hierba se reseca en los campos.

Encontrar delante de sí, siempre y donde sea, leyes, fronteras, morales, convenciones, reglas, jueces, oficinas, cárceles, hombres en uniforme que mantienen y protegen un orden de cosas mortificante.
¿Y es eso lo que ustedes llaman "vivir"? ¿Ustedes, enamorados de la "vida intensa", aduladores del "progreso", todos ustedes, los que empujan las ruedas del carro de la "civilización"? Yo llamo a eso vegetar. Lo llamo morir. Emile Armand, pseudónimo de Ernest-Lucien Juin, escritor y anarquista individualista francés, propagandista d



HERRAMIENTAS DE DOMINACIÓN EN LA ERA DIGITAL





La evidente transformación de la sociedad en los últimos años, generada por la revolución tecnológica (o digital), ha configurado, simplemente, un escenario distinto de dominación. La globalización del capitalismo cognitivo, ha encontrado métodos más eficientes para la represión de las individualidades: La moda y el entretenimiento masivo. Es decir, las clases dominantes han transformado sus herramientas de dominación, la violencia ya no es tan primordial como en épocas de un capitalismo industrial, el control de las mentes atreves de la moda y la entretenimiento masivo, la cual, transmitida por las nuevas tecnologías (mucho mas masivas, que anteriormente) puede extraer un factor determinante para la transformación social que mejore las condiciones de todos: "la individualidad de las personas",a pesar de que estas no se percaten de estarla perdiendo. Con ello no quiero plantear a la colectividad como algo negativo para la sociedad, ni mucho menos opuesta a la individualidad, debido a que esta también es un factor determinante para dicha transformación social que mejore las condiciones de todos, aunque solo proponiéndose esta colectividad

junto a la individualidad. La moda, entendida como la farsa y herramienta de dominación de clase, que pretende convencer a las personas de que pensar como todos los demás lo están haciendo (aunque nadie lo haga) esta bien, es decir, pretende fusionar y no unificar las mentes [1]; Y El entretenimiento el cual debe ser entendido como: La diversión otorgada a las masas (dominadas), para fijar su atención en determinados aspectos, que en los sistemas sociales que implican autoridad, tienden a ser lo más alejados de la realidad, en la medida de lo posible. Para así acabar con el pensamiento individual y con ello mantener y aumentar el poder de las elites. Estas transmitidas atreves de los nuevos medios tecnológicos de una manera sutil puede engañar fácilmente, además de ser bastante masiva e inmediata. Haciendo de la utilización de la violencia como método de dominación costoso e ineficaz, por tanto, un poco obsoleto, aunque no del todo, y utilizada como último recurso para la dominación. Por ello, es necesaria una transformación radical promovida por la individualidad y la colectividad, juntas. Por lo que, en la realidad, se nos es posible observar como los métodos de dominación han transgredido totalmente nuestra sociedad, generando, aceptación de la descompuesta y decadente sociedad actual. Y esta transgresión tan profunda, solo puede generar un cuestionamiento aun mas profundo, de no realizarse este cuestionamiento para la transformación social el futuro será, fatalmente, el fin de toda humanidad.

[1] La unificación de mentes seria el resultado de concebir a la individualidad y la colectividad como inseparables. ¡
La unidad no significa fusión!

 
 "Marx ha vuelto" burgueses y proletarios [Cap. 1°] basado en el Manifiesto Comunista.
 
 
 

 Los niños de la estación leningradsky - Rusia capitalista [Documental Completo]



Himno del Primero de Mayo (Pietro Gori) Subtitulos en Español
 
 
 


 

EL BUCLE INFINITO
 
 

 



 

Y pasa la vida… y ya estamos en 2014, unos cuantos años después de que empezara esta nueva fase del capitalismo que los medios de incomunicación dieron en llamar crisis y que cada vez más gente denomina estafa. Lamentablemente, todo sigue igual.

Empezamos el año exactamente igual que siempre.

Los grandes bancos multiplicando exponencialmente susbeneficios mientras siguen condenando a la miseria y la muerte a miles de seres humanos con el apoyo incansable de un Estado que se dedica a regalarles dinero a cambio del incalculable apoyo financiero para los partidos y organizaciones afines.

Las grandes transnacionales en su dinámica de enriquecerse, a costa de exigir el sacrificio humano con condiciones de trabajo cada vez más esclavistas, gracias a una legalidad redactada para eso, y con la amenaza del desempleo más implacable que nunca.

Los poderes públicos sentados en su atalaya, negociando sus intereses y representando la tragicomedia de la democracia para tenernos entretenidos mientras siguen afianzando y ampliando este sistema de humillación y esclavitud en el que somos meros números que oscilamos entre las columnas de los necesarios y los prescindibles. Delegando en los tecnócratas del escalafón alto la

gestión de la democracia, es decir, dejando que el sistema judicial y el policial se encarguen de mantener las cosas en su sitio de que nada altere el discurrir de los días.

Mientras tanto, ¿qué hacemos nosotros? Pues seguimos como siempre, cada uno a lo suyo. Eso sí, siempre con un ojo puesto en lo del vecino, no sea que dejemos pasar la oportunidad de joder. Porque si algo está claro es que nosotros no aprendemos. Parece que seamos incapaces de sacar ninguna lección de estrategias, intenciones y acciones del pasado. Repetimos una y otra vez los mismos planteamientos de lucha, de resistencia… esperando que por arte de magia los resultados sean diferentes y parece que seguimos sorprendiéndonos cuando esto no sucede.

Para empezar seguimos planteando nuestra lucha desde la resistencia en lugar de empezar a combinar esto con la existencia. Basta ya de desgastarnos siempre en ir a remolque de las decisiones políticas que sólo nos conduce a acabar luchando por migajas y a festejar como enormes victorias cada vez que se sale a la calle a protestar contra alguna ley injusta sin cuestionarnos nada más allá y dejando esa lucha en el momento en que los objetivos planteados se creen conseguidos. No debemos olvidar que hasta la fecha todos los logros que festejamos no son más que pequeños parches que en nada nos acercan a un cambio de paradigma social (si es que realmente esto es lo que pretendemos con nuestra lucha, cuestión ésta que todavía está por ver y sobre la que hay mucho que hablar).

Seguimos, aunque parezca mentira, ilusionándonos cada vez que se acercan elecciones con la aparición de nuevos proyectos políticos

que prometen poner las instituciones al servicio de la ciudadanía. Como si eso fuera posible, como si esas instituciones fueran neutrales y su ejercicio dependiera de la buena voluntad de sus ocupantes. Las instituciones de esta supuesta democracia son las instituciones del poder, creados por los poderosos con la única misión de servir a sus intereses y absolutamente culpables de la inmovilidad de la situación. Estás apariciones periódicas de nuevos intentos de lo que algunos denominan frentes populares son en parte culpables del poco avance del pensamiento crítico en nuestra sociedad; ya que imposibilitan la aparición de nuevas formas de organización popular y la necesaria reflexión crítica de los postulados habituales de lo que denominan izquierda que en el mejor de los casos no pasa de una renovada socialdemocracia.

Las agresiones a las que nos vemos sometidos son constantes, sin embargo, mientras no seamos capaces de autoorganizarnos en un primer lugar para asegurar la subsistencia diaria y en última instancia para hacer una verdadera reflexión crítica sin prejuicios ideológicos de ninguna clase de la realidad que vivimos y de las implicaciones que esto tiene, no saldremos jamás de este bucle de acción-reacción en el que llevamos todas las de perder y que sólo nos depara una caída libre hacia una vida cada vez más lejos de un ideal de dignidad que ni siquiera nos atrevemos a imaginar a día de hoy pero que es imprescindible para garantizar la viabilidad de todo tipo de vida en este planeta.



 

EL ENEMIGO A ABATIR




































 

 
Bajo este título caben multitud de propuestas, seguro que la mayoría podríamos hacer una lista más o menos larga en función de creencias o teorías que hemos ido desarrollando con el tiempo. Sin embargo, este texto quiere centrarse en unos enemigos menos aparentes y, por tanto, mucho más difíciles de identificar y combatir. Se trata de atacar aspectos que están muy relacionados con la incapacidad de cambio del sujeto actual.

Concretamente quiero referirme a dos conceptos muy relacionados entre sí y que forman parte del eje troncal de la construcción del ser humano actual, sobre todo el amamantado por la llamada cultura occidental: la inmediatez y la nula tolerancia a la frustración.

Durante las últimas décadas la inmediatez (el aquí y el ahora) se ha ido adueñando de nuestras vidas sin que apenas nos hayamos dado cuenta. Por supuesto, esto no ha ocurrido de forma casual si no que forma parte de una concepción mucho más amplia diseñada para convertir a las personas en meros autómatas que se dedican a pasar por la vida sin más aspiración que la de sufrir lo menos posible. Poco a poco todos los ámbitos de la vida se han ido transformando y donde antes había solidez y los tiempos eran de larga duración, ahora todo debe ser instantáneo, inmediato. De lo contrario, pierde rápidamente su "valor" y no es deseable ya; convirtiéndolo en desechable (así, de este modo, aceptamos de pleno el pensamiento dominante que convierte todo en "productos de usar y tirar", hasta la vida).

Desde bien pequeños lo inmediato se ha convertido en la medida del tiempo en que se basa nuestra vida. Esto ha sido imprescindible para consolidar el modelo social instaurado que nos ha transformado en mano de obra semiesclava y/o consumidores. La llamada sociedad de consumo precisa de la inmediatez en la producción para poder vender más y más independientemente de las necesidades reales que tengamos. Para ello no sólo requiere de la creación de necesidades ficticias (en las que pone todo su empeño a través de la publicidad y la industria del ocio) también necesita que no podamos esperar a la hora de satisfacer esas necesidades creadas para poder mantener ese ritmo infernal que tanto beneficio económico da a unos pocos a cambio de la destrucción absoluta de todo lo que nos rodea. Pero el poder sabe que esto no es suficiente, la sociedad de consumo es tan sólo un argumento más dentro de la dinámica de dominación. Ese modelo terminará tarde o temprano por eso necesita más y para variar lo está consiguiendo.

Nos han introducido la inmediatez en el centro de nuestra forma de vida, todo, absolutamente todo debe ser realizado sin demora y también todo resultado debe ser obtenido de forma automática al completar la misión encomendada. Esto es más importante de lo que pueda parecer a primera vista, han conseguido mecanizar absolutamente nuestras vidas de tal forma que apenas quedan rastros perceptibles de la esencia humana. Donde deberían existir capacidades y esfuerzo para gozar y construir la vida sólo hay ansiedad y desesperación por conseguir y poseer supuestos bienes que tan sólo sirven para enmascarar una falta absoluta de interés por el desarrollo de un proyecto vital coherente y realmente ilusionante.

Vivimos bajo el prisma de una lógica que considera como argumentaciones válidas e imprescindibles la priorización de lo material sobre lo intangible, poniendo en primer plano la satisfacción del cuerpo frente a la del espíritu (sin necesidad de que este término tenga ninguna connotación religiosa). De esta cuestión parece lógico extraer una conclusión bastante simple pero demoledora para todos aquellos que de una forma u otra aspiramos a formar parte del cambio, de la revolución o como queramos llamar a la imprescindible nueva forma de habitar y relacionarnos con el planeta del que formamos parte. Un ser humano construido bajo la ley de lo inmediato y con una mínima capacidad de resistencia frente a la adversidad, está condenado a no formar parte de una verdadera revolución (a lo sumo, pequeñas revueltas que puedan acabar en ligeras reformas y lavados de cara pero sin nada de sustancial en ellas). El sacrificio y el esfuerzo que supondría un verdadero cambio está fuera del alcance de este sujeto. Dirigido por la satisfacción inmediata de sus deseos que confunde con sus necesidades no tiene la fuerza moral suficiente para postergar la obtención de aquello que desea más allá de lo que dura

un suspiro y mucho menos está dispuesto a arriesgar aquello que cree poseer y que le hace tan aparentemente feliz (aparentemente porque en realidad una vez obtenido lo deseado, esto pasa a convertirse en una fuente de insatisfacción permanente hasta que se consigue sustituirlo por algo que se valora como mejor) para obtener ese otro mundo posible y necesario sin explotación ni dominación. Pero esto no es posible en nuestra sociedad actual, donde para soportar esta inmediatez y huir de la frustración que lleva asociada vivimos totalmente alucinados con la esperanza de alcanzar unos referentes sociales que los medios de comunicación nos inyectan a cada momento sin compasión, donde necesitamos vivir drogados (perdón, quise decir medicados) para no ser plenamente conscientes del dolor que causamos y nos causa una vida basada en el vacío, en la ausencia total y absoluta de ideales universales en los que de verdad basar una existencia cada vez más cercana a la felicidad.

La rotura de lo apremiante de este modelo vital es necesaria para establecer una base sólida desde donde crear una existencia nueva. Soy consciente de que las circunstancias actuales apremian, sin embargo no más que a lo largo de siglos de dominación y esclavitud sufrida por millones de seres humanos. No hay que caer en su trampa, la revolución no puede ni debe ser inmediata, el que venda eso miente (y lo que es peor, seguramente sabe que miente) Esto no quiere decir que no hay nada que hacer, más bien al contrario el trabajo es inmenso y de largo recorrido. Por eso es imprescindible aprender a tratar con la frustración que provoca lo inmediato. Si tenemos clara esta premisa nada podrá detenernos.
 

Y TÚ, ¿QUÉ ERES?
 
 

Una pregunta sencilla que seguramente nos han formulado muchas veces y otras tantas hemos realizado a otras personas.

Desde luego, la pregunta no está lanzada ni elegida al azar. Responde a la necesidad (ampliamente fomentada desde el poder para usarla en beneficio propio, por supuesto) de clasificar y etiquetar que tenemos las personas, a la inevitable catalogación y conceptualización que hacemos de todo lo que nos rodea y nos sucede.

Las respuestas más habituales a esta preguntan encierran en sí mismas la esencia del modelo de opresión que domina la vida de la inmensa mayoría de los seres humanos. Por supuesto, esta afirmación no está basada en ningún estudio científico sino más bien está fundamentada en la observación directa de mi entorno y en innumerables conversaciones con personas de muy diversas zonas del planeta.

A priori, parece una pregunta muy abierta donde se pueden dar infinitud de respuestas. Es más, lo más lógico parecería ser que fuera una contestación amplia debido al carácter multidimensional del ser humano. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. La respuesta suele ser simple y concisa. Está respuesta tiene dos opciones:

La primera opción y tal vez la más habitual va referida a qué nos dedicamos (en general de qué trabajamos) o en su defecto qué estudios tenemos. Es decir, alguien te pregunta ¿tú qué eres? Y la respuesta es algo así como: ¿yo? Camarero o ¿yo? Profesora. Esta respuesta nos surge de una manera natura
sin tener siquiera que planteárnosla ni un segundo, y da una clara muestra del nivel de adoctrinamiento al que el poder nos tiene sometidos. Con el paso de los años se ha conseguido una identificación tal entre la vida del ser humano y la obtención del dinero necesario para vivir (no olvidemos nunca que el dinero ni se come, ni se bebe, ni se respira) que como lógica consecuencia aparece este tipo de respuesta que estamos comentando. Sin duda, éste es uno de los mayores logros del capitalismo (si no el mayor). Muchas veces cuando hablamos de sistema opresor tendemos a pensar en la represión de la protesta, en la falta de libertad de expresión,… sin embargo la mayor opresión consiste en reducir la esencia humana a la mínima expresión gracias a esta dependencia que obliga a vivir permanentemente pendientes de obtener ese pasaporte hacia la supervivencia que es el dinero. La anulación absoluta del raciocinio humano nos conduce sin solución de continuidad a adoptar una mentalidad de esclavos que nos lleva a aceptar el papel que el sistema nos tiene reservado y que en la zona del planeta en la que habito no es otro que el de mano de obra barata y prescindible. Por tanto, la lógica capitalista de la que debemos alejarnos tanto como nos sea posible (lucha ésta bastante dura y sobre todo de largo recorrido debido a nuestra inmersión absoluta en ella) nos hace pensar que nuestra identidad es equiparable al trabajo que hacemos para el sistema, como decía mentalidad de esclavo.

La segunda opción de respuesta nos lleva hacia otro territorio más que fértil para la manipulación y el control. La segunda opción se refiere a de dónde somos, bien sea el país, la región o como quiera llamarse.

La identificación con la Patria ha sido históricamente uno de los grandes recursos que ha usado el poder para controlar y manejar a su antojo a las personas. La exaltación de lo propio, de lo cercano frente al otro, al extranjero ha servido siempre para camuflar los momentos de debilidad de la autoridad, aquellos en los que su autoridad era cuestionada y su supuesta superioridad moral perdía credibilidad a marchas forzadas.

Este sentimiento de pertenencia es exaltado de tal manera que llega a conducir a situaciones tan absurdas como devastadores tales como las guerras, donde por el simple hecho de que alguien diga que tal o cual es el enemigo (por supuesto fundamentado en la creencia de que no es como nosotros, no es de los nuestros) millones de vidas humanas quedan segadas, devastadas por la más absoluta ignorancia de aquellos que deciden identificarse y responder a la pregunta y tú ¿qué eres? Con un yo soy español(pongamos por caso) y como tal daré mi vida si es necesariomientras los que le hacen la pregunta no dejan de reír frotándose las manos pensando en cuánto ganarán por cada vida perdida tan miserablemente.

Estas dos respuestas llevan aparejadas una carga de profundidad labrada tras muchísimos años de dominación en los que vemos cómo la complejidad humana ha quedado reducida a dos simples premisas: la obtención del sustento necesario para vivir y la predisposición al sacrificio por defender "lo nuestro" frente al "otro". Así de simples es como el poder nos quiere, en una condición de inferioridad tal, en una inmadurez absoluta que no nos deja desarrollar todo el potencial tanto individual como colectivo que se nos presupone y que sabemos que tenemos. No es casualidad que estas dos líneas de respuesta con la que solemos definirnos coincidan con los ejes fundamentales de las políticas de los partidos en toda la supuesta amplitud de la democracia parlamentaria. Los que se definen como partidos de izquierda centran su discurso en el trabajo, concretamente en esa doble falsedad del derecho al trabajo (es doble porque ni existe ese derecho tal y como ellos lo definen, ni es un derecho como tal sino que en este mundo mercantilizado es más bien una obligación para subsistir) y, por tanto, les viene de maravilla que nos identifiquemos con nuestro trabajo. A los que se definen de derechas, el discurso de patrioteros (aunque sus políticas económicas digan lo contrario) es su santo y seña y no dudan en agitarlo (como sucede en los últimos tiempos por parte de la derecha española y la catalana) a la que necesitan desviar la atención del personal de los asuntos

 
que realmente les afectan con contundencia en su día a día. Así pues, la segunda línea de identificación es totalmente útil al sistema.

Ambas líneas se nos inculcan con múltiples métodos, en mi opinión muy eficaces y que van desde la inoculación de una verdad absoluta que dice que sólo se es útil en la vida si se contribuye con el trabajo a la sociedad (traducido vendría a ser que sólo servimos para dejarnos hasta la última gota de sangre para que unos pocos sigan viviendo a todo trapo) hasta el papel de eso que se ha llamado agentes y representantes de la sociedad civil (aquí cabe de todo, desde ungerifalte de sindicato hasta un futbolista de la selección) que nos hacen creer que todo sacrificio es poco por el bien del país.

Sin ser demasiado conscientes de ello reducimos nuestra experiencia humana a la mínima expresión (defender de dónde somos y cómo conseguimos las migajas con las que nos alimentamos) y nos negamos la posibilidad de experimentar, sentir y realmente vivir todo aquello que está a nuestro alcance pero que nos negamos a ver. No es posible que, con la enormidad que supone la experiencia vital de cada ser humano, no seamos capaces de hacer una definición de nosotros mismos mucho más amplia y variada. Personalmente, creo que esto deja muy a las claras lo podrido que está todo este sistema social en el que vivimos y bajo el que sólo somos mercancía con "periodo de utilidad" cada vez más reducido. Es necesario redescubrirnos y redescubrir a los demás, mirar de frente a los miedos y averiguar si son nuestros o nos los han impuesto como una sentencia de muerte anunciada.